Por los caminos de la Feria

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 20 marzo, 2024 |
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“Todo libro es caravana de sueños, jirón de experiencias, diálogo permanente con nuestros anhelos y esperanzas. Los libros se extienden como alas prodigiosas de un saber que no concluye, porque es eterno”.

Así expresó el escritor granmense Luis Carlos Suárez Reyes, la noche del día 20, en las palabras inaugurales de la XXXII Feria internacional del libro en Granma, que culmina mañana.

Esa respuesta de nuestra política cultural se multiplica en acciones: audiovisuales, un programa académico de pensamiento y debate contemporáneo, exposición bibliográfica sobre literatura brasileña, conferencias, paneles teóricos, presentaciones y venta de libros, actividades teatrales y musicales para niños y jóvenes…

Dedicado a la investigadora cubana Isabel Monal y al escritor y profesor Francisco López Sacha, el festejo reconoce, además, la riqueza literaria de la República Federativa de Brasil, como país, y al primer Festival internacional de poesía de Bayamo, que se realiza simultáneamente.

La iniciativa también responde a la programación literaria mediante lecturas, conferencias, exposiciones bibliográficas, intercambios entre poetas invitados y creadores granmenses, reconocimiento a escritores que cumplen aniversario cerrado de vida literaria y hacen de la feria un espacio distintivo.

Convocado por el Centro provincial del libro y la literatura, entre sus motivaciones destacan el aniversario 420 de los sucesos que dieron lugar a la primera obra literaria cubana, Espejo de Paciencia, los 205 del nacimiento de Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, el 155 de la quema de Bayamo, 130 del cumpleaños de Manuel Navarro Luna, el 120 de Alejo Carpentier y los 50 años de vida artística del poeta Andrés Eduardo Conde Vázquez.

Sin embargo, poco o nada puede hallarse en los sitios de expoventa de las anunciadas novedades editoriales, como casi nula es la presencia de títulos de literatura infantil y para adolescentes y jóvenes, mientras los escolares y sus padres transitan infructuosamente de un puesto a otro, presas de la decepción.

Una oportunidad rotundamente perdida, en tanto, se promueve en los salones el hábito de la lectura y el contacto con la buena literatura cubana y universal y se deprime la verdadera posibilidad de adquirirla.

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