La edición 32 de la Feria Internacional del Libro en Granma asume, entre otras motivaciones, la recordación de los sucesos que permitieron la escritura de Espejo de paciencia, poema neoclásico escrito por Silvestre de Balboa Troya Quesada en 1604, considerado hasta hoy, la primera obra literaria de Cuba.
Concebido en octavas reales, el poema narra la confrontación de pobladores y piratas en los escenarios del antiguo hato de Yara, asentamiento primigenio de San Salvador de Bayamo, situado a unas leguas del actual Manzanillo -según estudios de José Yero Masdeu y Ángel Lago Vieito-; escenario donde entonces se efectuaba el comercio de rescate y contrabando.
El sujeto lírico describe los sentimientos afines de los pobladores, a partir de la captura de Fray Juan de las Cabezas Altamirano que se encontraba en la diócesis en función evangelista, por forasteros franceses representados en Gilberto Girón, quienes solicitan cierta cantidad de carne salada y ducados para la liberación del ministro religioso.
En el texto se enuncia la descripción exhaustiva del entorno natural (flores, fauna y frutos), provistos de cierto halo místico, veneración y cuidado. Finalmente, la cuadrilla de bayameses restaña la ofensa causada y dan muerte a los piratas, cuyas cabezas son colgadas sobre las picas en la plaza del poblado.
En tal contexto, se dilucida esa zona intangible presente en la idiosincrasia e identidad cubanas, relacionada con la representación del universo físico e ideo espiritual nacional, donde coexisten voluptuosidad y magia; rasgos distintivos del contexto isleño, en este caso, devenido en fresco neobarroco logrado mediante la superposición de sintagmas que visibilizan una cosmogonía en ciernes.
Estas peculiaridades marcan pauta en la definición de lo nacional presente en la visualidad, la escritura, los comportamientos cívicos, sociales, etcétera, y descubre la convergencia de sentimientos afines dados en los perfiles psicológicos de los tipos sociales presentados como asidero del sentir colectivo: «Recibe de mi mano, buen Balboa, / este soneto criollo de la tierra, en señal de que soy tu tributario».
También se descubren atributos que van del universo natural al iconográfico e incorporan la espiritualidad nacional presentada en ascenso, cuyo clímax se revela con la exacerbación de pasiones justiciaras que nos distinguen.
Carolina Poncet y Cintio Vitier Bolaños al ofrecer sus consideraciones al respecto refieren que el poema es un registro documental de nuestro pasado provisto de claves que precisan otras interpretaciones. Por tanto, sirva esta fiesta de las letras para rememorar Espejo de Paciencia, pieza lírica fundamental en el panorama literario regional y cubano.