La Huelga del 9 de abril de 1958 dejó enseñanzas para la historia

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 9 abril, 2024 |
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Para respaldar el desarrollo de la lucha contra el régimen de Batista en Cuba, la dirección del Movimiento 26 de julio liderado por Fidel Castro decidió realizar una huelga revolucionaria el 9 de abril de 1958.

Esa mañana una alocución radial por las emisoras de la Habana y las del resto del país interrumpe la tranquilidad matinal.

“Atención cubanos es el Movimiento 26 de Julio, llamando a la Huelga General Revolucionaría, hoy es el día de la libertad. Día de la huelga general revolucionaría. Adelante cubanos, desde este momento se comienza en toda Cuba la lucha final que solo terminará con el derrocamiento de la dictadura. Obreros, estudiantes, profesionales, patrones, a la huelga general revolucionaría, desde este momento (…)”

Miles de jóvenes en todo el país respondieron al llamado del M-26-7 y se lanzaron a la calle para intentar derrocar a la oprobiosa dictadura de Fulgencio Batista.

No obstante, factores de orden táctico y organizativo malograron el éxito de esa huelga, la que fue reprimida por las fuerzas de la dictadura, lo cual ocasionó una gran cantidad de muertos y heridos.

Los combatientes se enfrentaron a las fuerzas de Batista casi desarmados, las acciones no estaban organizadas, había falta de coordinación, dificultades en la preparación del movimiento huelguístico y sobre todo la dura reprimenda de los órganos batistianos que controlaban a sangre y fuego las ciudades, entre otros factores.

La Habana, Pinar del Rio, Matanzas, Bayamo, Manzanillo, Santiago de Cuba, estuvieron presentes al llamado de la huelga.

La ciudad de Sagua la Grande, en Las Villas fue la que tuvo una mayor participación en la huelga al ocupar los principales centros de trabajo y puntos importantes en la cuidad. Quince jóvenes sagüenses perdieron su vida.

En La Habana incluso se produjo el asesinato del joven revolucionario Marcelo Salado,  integrante de la Dirección provincial del Movimiento 26 de julio, fue víctima de la acusación de un ex compañero traidor, convertido en tripulante de una perseguidora que se encontraba en el lugar.

El 14 de abril, Fidel en una intervención a través de Radio Rebelde, se refirió al fracaso de la huelga y precisó cómo había que prepararse para enfrentar una posible embestida por parte de la dictadura con el propósito de exterminar la lucha revolucionaria en todo el país.

Precisó, además que los jóvenes y obreros asesinados en esos días y la represión sin precedente desatada contra el pueblo, no debilitaba la Revolución, “sino que la hace más fuerte, más necesaria, más invencible”.

Y agregó: “La sangre derramada hace más grande el valor y la indignación, que cada compañero caído en las calles de las ciudades y en los campos de batalla despierta en sus hermanos de ideal un deseo irrepetible de dar también la vida, despierta en los tibios el sentimiento de la patria que se desangra por su dignidad, despierta en todos los pueblos de América la simpatía y la adhesión”

Aunque la acción fracasó, no fue en balde y a poco más de seis meses -tal como vaticinó Fidel en carta a Faustino Pérez, uno de los sobrevivientes de ese hecho…“Tengo la más firme esperanza de que en menos tiempo de lo que muchos son capaces de imaginar, habremos convertido la derrota en victoria”.

El tres de mayo de 1958 se realizó en la Sierra Maestra una reunión encabezada por Fidel con los dirigentes del Movimiento 26 de Julio para coordinar un plan de acción a realizar que garantizara la continuidad de la guerra contra la dictadura.

Acciones como la invasión de Oriente a Occidente comandadas por Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara de la Serna, la lucha clandestina en las ciudades, la formación de nuevas columnas guerrilleras como la Pepito Tey y la dirigida por Víctor Bordón en las montañas del Escambray a las que se sumaron grupos de alzados y de ahí se fueron incorporando a los frentes de guerrilla.

Tras haberse producido el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, en ocasión de conmemorarse el primer aniversario de la huelga del 9 de abril, Fidel habló en La Habana, en un acto efectuado en La Alameda de Paula.

Entonces expuso: “Hace un año, un día como hoy, esta ciudad, estas mismas calles estaban bajo el terror. Desde allá, desde la Sierra Maestra, donde también pasamos por el dolor de aquel 9 de abril, imaginábamos la capital de la República y a todos los pueblos de Cuba en aquella noche triste del 9 de abril, en aquella noche triste después de la derrota, en aquella noche triste que significó uno de los momentos más duros de la Revolución Cubana. Me imaginaba estas calles, estas calles que ustedes vieron, me imaginaba aquellas perseguidoras, aquellos carros cargados de criminales, aquellos carros repletos de cadáveres y aquel minuto de escepticismo general que sigue a las grandes derrotas, no era la única que hubo de sufrir la revolución”.

Más adelante Fidel aseguró: “El pueblo de Cuba debe saber que la revolución es lucha, que la palabra lucha no debe asustar a un pueblo. Lucha es una palabra de timbre de orgullo para cualquier pueblo que tenga que luchar por defender la revolución”.

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