
“Mi padre, Ramón González Lloret, mecánico de profesión y camionero, junto a otros amigos, acudía, frecuentemente, al popular bar Antonio, de Manzanillo. Yo frisaba los cuatro o cinco años de edad y, en ocasiones, lo acompañaba a esas visitas.
-Mongo, ¿trajiste la victrola? -preguntaban con toda intención los coterráneos.
-Aquí está- respondía jocosamente. Me subía a la mesa y comenzaba a cantar boleros de Orlando Contreras, Panchito Riset, muy reproducidos por los aparatos de antiguos discos de vinilo.
“A mis pies, un platico acumulaba el simbólico aporte en metálico para aquel prematuro artista cubano, llamado Alexánder de Jesús González Rosabal.
“Juro que lo tomé en serio, por eso estudié piano en la Escuela de música Manuel Navarro Luna, de la ciudad y, en 1992, comencé a trabajar en el show del cabaret Costa Azul, en otros centros nocturnos y en actividades culturales.
“Llegó el año 2000 y me mudé para Bayamo e ingresé al Coro Profesional, en el que permanecí por más de dos décadas. Fue una etapa de fortalecimiento profesional, al dotarme de una técnica vocal mayor, junto a un aval de excelencia y prestigio.
“Cuando llegaba a cualquier lugar de este país y decía que era cantante del Coro Profesional de Bayamo, me miraban de otra manera. Desde mi punto de vista, esa institución es la maestría y el doctorado para cualquier vocalista, integrada por gente muy buena, una especie de amuleto que quisieras tener a tu lado siempre.
“Su directora, Mercedes Gómez Paumier, es maravillosa, inspira confianza y da gusto trabajar con ella. No obstante, necesitaba independizarme, enrrumbé camino en solitario y establecí un estudio de grabaciones en mi casa, en la Avenida Granma, entre Primera y Tercera, edificio 19 A, apartamento 29, en Bayamo.
“En estos momentos, termino un disco de músicos norteamericanos y colaboro con una disquera en Cuencas, Ecuador. Así transcurre mi apretado tiempo, mientras espero para grabar un tema con el experimentado músico Carlos Rafael Puig Batle, Chachito, para un próximo espectáculo.
“Además, estoy inmerso en la producción musical de un nuevo baluarte de la ciudad, Alejandro, quien llegó a mi lado sugerido por el maestro Omar Pupo Sánchez, director de la orquesta Nuevo Expreso.
“Interpreto todo tipo de género, desde el guaguancó hasta el rock and roll, sin embargo, prefiero el son cubano que me corre por las venas, aunque muchas personas me asocian a la canción romántica, por mi desarrollo escénico.
“Lo impactante de este asunto es mi desdoblamiento al pasar de un merengue a la salsa, de la canción al bolero, al son… Esa versatilidad le gusta mucho al público y lo complazco.
“¿Premios? En el 2017 alcancé el segundo escaño en el festival Canción para una ventana, con el bolero pop Amiga mía, que defendí en condición de autor e intérprete, y en el 2023 merecí el Gran premio con un tema de José Manuel Ceruto Machado, titulado Guitarras, conferido en similar evento, por la Dirección municipal de Cultura en Bayamo.
“Este sábado cantaré en la Noche de la cubanía, frente a la casa de cultura 20 de Octubre. Allí te espera Alex D’ Jesús”.