
Hace algunos días, mientras observaba las figuras de cera policromada, un colega me comentaba que el lugar está lleno de anécdotas. De forma jocosa recordó cuando, en los inicios del museo, algunos visitantes tocaban los cristales, para pedirles a quienes estaban próximos a la entrada que, por favor, les abrieran la puerta. Los transeúntes no distinguían entre personas y aquellas representaciones.
El Museo de Cera de Bayamo cumple 20 años el próximo mes de julio. La institución, única de su tipo en el país, está ubicada en el Paseo de General García, entre Bartolomé Masó y Manuel del Socorro; no solo alberga historia moderna, sino la llama de ciertos grandes, del talento familiar y la dedicación de las museólogas.
Con 26 figuras humanas, todas confeccionadas a partir de la cera policromada, material imprescindible para la modelación, el lugar es uno de los principales atractivos de la provincia y el país. También cuenta con un espacio ambientado desde la perspectiva natural, en el cual hay un entorno propicio para las aves, hechas del mismo recurso.
LEGADO FAMILIAR
El talento emerge en una tierra próxima a Bayamo, en una familia de artesanos, los guiseros de apellido Barrios, Rafael Barrios Madrigal y sus retoños, Rafael y Leander Barrios Milán.
“No surge por mí el arte, parece una paradoja, pero el talento estaba en mis hijos. Ellos, en segundo grado, con el trabajo escolar asociado con la plastilina; en el caso de Rafael, al terminar su tarea, los maestros llevaban al resto para que observaran el resultado de él, en ese entonces, hizo gallos, perritos, caballos y palomas”, afirma Barrios Madrigal.

“Los muchachos se llevan tres años, así que mientras uno estaba en la escuela y hacía sus modelajes con la masilla, el otro, Leander, con solo cinco años, quería imitar a su hermano; imagina la situación”, agrega el padre.
El desarrollo inicial les fue posible a estos artistas principiantes debido al apoyo de un señor que ya trabajaba la cera, en la Guisa natal de los Barrios, según expresa Barrios Madrigal, porque la plastilina es un material con pocas probabilidades de mantener la forma, pues el calor, su propio contenido, todo ello lo hace dócil, manipulable.
“Con la experiencia y ya en contexto de las piezas de cera policromada, pues llevan un color, estructuras confeccionadas con alambres, es necesario un soporte interno, en dependencia de sus tamaños”, asegura.
“Yo trabajaba en Educación, en el área vinculada con la educación laboral; cuando ya mis hijos crecieron, decidimos involucrarnos los tres en este arte; por ejemplo, este torito, -dice, mientras señala una pieza pequeña que tiene en el multimueble-, ese lo hizo el más chiquito de los dos.
“Después, Lázaro Expósito Canto –entonces primer secretario del Partido en Granma- vio una exposición en el parque de Guisa, nos preguntó sobre proyectos y tuvimos la posibilidad de Cerarte, una galería, donde recibimos muchas visitas de varias provincias; ellos vinieron a ver el busto de Polo Montañez.
“Luego, en el museo, ya en Bayamo, comenzamos por Polo, Compay Segundo, Gabriel García Márquez…, hasta la completar las 26 de la actualidad.
“Para hacer una pieza humana es necesario un período de cinco a seis meses, aproximadamente, y tener muchas fotos en todos los ángulos posibles, mientras más nítidas, mejor.
“En el caso de Adalberto Álvarez, la figura más reciente, en la demora influyeron factores como la mala calidad de la cera y el tiempo”, subraya Barrios Madrigal.
La figura que representa a Adalberto Álvarez Zayas se develó el pasado 18 de mayo y, según las opiniones de bayameses que disfrutaron de la música del maestro y lo vieron en alguna ocasión, quedó muy similar a como fue en vida El Caballero del Son.
Ese día, entre la emoción del momento, padre e hijo agradecieron el apoyo de Lázaro Expósito Canto en la brillante idea de crear un espacio para apreciar el arte de la cera, al igual que a cada miembro del museo.
INSTITUCIÓN
Ysmary López Comas, directora del museo, recuerda que el 14 de julio del 2004 se colocó la figura de Polo Montañez: “En ese mismo año, se incorporan Compay Segundo, Benny Moré, Carlos Puebla y una representación del patrimonio natural, característico de sus trabajos”.
En octubre del 2014, y debido a la incorporación de nuevas efigies, como las de José Martí, Rita La Caimana, Paco Pila y Gabriel García Márquez, trasladaron la colección hacia el local donde reside actualmente.

Las figuras humanas del museo suman 27, expuestas de forma permanente.
Entre los enemigos de la cera están los rayos solares, la manipulación excesiva, el polvo, la temperatura…, es por ello que, para la conservación, el museo tiene un estricto protocolo y requiere períodos de mantenimiento.
Si usted quiere presenciar la magia de mirar lo que algún día fue, lléguese al único lugar en Cuba donde la cera es reina entre los materiales y, por minutos, la vida pareciera volver a un cuerpo.