Isabel en el proceso de construcción de la sociedad cubana

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Por Orlando Naranjo Escalona | 25 agosto, 2024 |
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FOTO Orlando Naranjo Escalona

Entre siembras y cosechas, entre el ir y venir de la azada y el machete, frente al yugo y la carreta, transcurrieron los primeros años de vida de la masoense Isabel Rosales Lora, quien, desde pequeña, en su natal comunidad de Los Negros de Baire, en la actual provincia de Santiago de Cuba, acompañaba a su padre en las labores del campo, ayudándole a ganar el sustento de la casa.

“Yo araba con bueyes igual que los hombres y me iba con mi papá a trabajar en los potreros para que se ganara el jornalito de 1.50, salíamos de la cosecha de café y veníamos para la cosecha de maíz, y así estábamos todo el tiempo”.

A los 16 años de edad, Isabel contrajo matrimonio con su coterráneo Dioselis Leyva Tamayo, no solo su compañero de toda la vida, sino el referente revolucionario, de hombre cabal y patriota, con el que ha compartido tareas, ideal y compromiso.

“Él no me impidió trabajar, como se estilaba en la época, y así laboré en distintos lugares, en la bomba de gasolina, me he ido para la agricultura 45 días voluntarios, he trabajado en comedores, en lo que me mandaban yo iba, trabajaba y guerreaba ahí como pudiera”.

Mientras Dioselis combatía en la Sierra, cumplía otras misiones en suelo patrio o se internaba en tierras angolanas, Isabel lo esperaba, pero no gozando de la quietud de su hogar, sino en labores comunes que la llevaron a convertirse en una fémina muy activa en el proceso de emancipación de la mujer cubana.

“Siempre esperando por él, pero no dejando de hacer lo que me pertenecía, si había que ir para la caña yo me iba para la caña, si había que ir para el café también lo hacía”.

“Muchas de esas tareas me eran asignadas por la Federación de Mujeres Cubanas, una organización que ayudé a crear aquí en mi barrio y que me ha brindado la oportunidad de crecer en todos los ámbitos de la vida y sobre todo de ser más útil a la sociedad”.

La mayor parte de su vida, la masoense Isabel Rosales Lora la ha dedicado al total fortalecimiento de su legado, creando para ello un paradigma de libertad femenina que, sin renunciar al complemento masculino, defiende sus derechos al desarrollo y al aprovechamiento de su potencial humano.

Tal aspiración la ha encontrado en la obra de la Revolución y en el trabajo creador de la organización femenil cubana, un prominente soporte de crecimiento y superación cotidiana.

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