El imperativo de edificar

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Por Yoenis Pompa Silva | 2 octubre, 2024 |
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FOTO/ Rafael Martínez

Desde la frase popular “El que se casa, casa quiere” hasta el hacinamiento o la pérdida del hogar por algún evento meteorológico, numerosas historias se tejen en la compleja situación de la vivienda en Cuba.

Según datos estadísticos recientes, el déficit habitacional en el país es de unos 850 mil hogares, mientras, todavía quedan por rehabilitar 394 mil y 87 mil 368 requieren soluciones para los pisos de tierra.

Granma cuenta con 286 mil 417 viviendas. Este año, en sus programas de construcción estatal, con subsidio gubernamental y por esfuerzo individual, se prevé erigir 914, de las que solo están  terminadas 365.

A pesar de la nueva política de la vivienda, adoptada por la máxima dirección del país para mejorar gran parte del fondo habitacional en una década, los primeros seis años no arrojaron los resultados previstos.

Algunos de los problemas que impiden el avance son: insuficiente producción de materiales, no explotación de potencialidades locales, malversación de los recursos, falta de control de las entidades involucradas, mala calidad de las construcciones, y kilómetros cuadrados de la burocracia en torno al tema, causas que, si no se eliminan, pueden empañar la política social de la Revolución.

A lo anterior, se añade el impacto del bloqueo económico y financiero de los Estados Unidos, pues, de acuerdo con lo expresado por el canciller de la República de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en  reciente comparecencia ante medios nacionales e internacionales, para atender los problemas críticos de vivienda en el país, se necesitan más de cuatro mil millones de dólares.

Según avezados en el tema, las décadas de los años 70 y  de los 80 del siglo XX fueron las de mayor auge, después del triunfo revolucionario, y en las condiciones actuales está anclada la tendencia al retroceso.

Paralela a los desequilibrios económicos internos y a la crisis internacional, la política habitacional del país requiere nuevas estrategias, de manera inmediata y con sentido creativo.

Por ejemplo, pudiera involucrarse a los proyectos de desarrollo local en la producción de materiales de la construcción, o aprovechar las utilidades de las empresas más rentables para fabricar casas destinadas a trabajadores necesitados. De igual manera, se debe  incentivar la cultura del reciclaje, incluida la adaptación de añejas estructuras no utilizadas.

En más de una ocasión, este semanario ha publicado sobre alternativas viables para la obtención de materiales, potencialidades por aprovechar y fórmulas ignoradas. No pocas edificaciones erigidas en nuestra geografía resisten el paso de los años, sin ser precisamente moles de concreto.

Una manera de dar continuidad al proyecto expuesto por Fidel en el alegato La historia me absolverá, es actualizar, con sentido humanista, la voluntad de seguir transformando a Cuba para bien de sus hijos.

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