Un día como el de hoy, 23 de octubre, pero de 1894 murió, en Nueva York, Estados Unidos, el escritor cubano Cirilo Villaverde de la Paz, creador de la novela Cecilia Valdés.
Nació en San Diego de Núñez, Pinar del Río, 28 de octubre de 1812. Fue maestro en el Colegio Real Cubano y en el de Buenavista, ambos de La Habana, también en La Empresa, de El ave muerta, La peña blanca, El perjurio y La cueva de Taganana.
Asistió a las tertulias literarias de Domingo del Monte y continuó publicando sus narraciones y trabajos críticos en diferentes publicaciones periódicas, como Recreo de las Damas, Aguinaldo Habanero y La Cartera Cubana.
Autor de la famosa novela Cecilia Valdés o La Loma del Ángel, Villaverde fue uno de los iniciadores de la producción de este género literario en Cuba y se ubica entre los más célebres escritores cubanos de todos los tiempos.
Por su participación en la conspiración de Trinidad y Cienfuegos, fue detenido en 1848 y condenado a presidio. Al año siguiente, pudo escapar y trasladarse a Nueva York, donde trabajó como secretario de Narciso López hasta la muerte de éste, se afirma que junto con éste contribuyó a la realización de la Bandera de la estrella solitaria, diseñada por Miguel Teurbe Tolón.
En Nueva York fue colaborador y, más tarde, director del periódico separatista La Verdad. En Nueva Orleans publicó El Independiente.
En 1854 viajó a Filadelfia. Allí se dedicó a la enseñanza del español y contrajo matrimonio con la activa conspiradora Emilia Casanova, en 1855. A fines de ese año se trasladó nuevamente a Nueva York, donde trabajó como profesor de español en el colegio de M. Peugne. Más tarde, se dedicó a la enseñanza privada.
En 1858, al amparo de una amnistía concedida por el gobierno español, viajó a La Habana. Dirigió la imprenta La Antilla, fue codirector y redactor del Periódico literario La Habana, (1858-1860) y colaboró en Cuba Literaria. Apadrinó la publicación de los artículos, de Anselmo Suárez y Romero, y regresó a Nueva York en 1860. Trabajó como redactor en La América (1861-1862) y en el Frank Leslie’s Magazine. En 1864 abrió, con la colaboración de su esposa, un colegio en Weehawken.
Al año siguiente, formó parte de la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico, en cuyas Publicaciones colaboró. Dirigió La Ilustración Americana (1865-1869). Al estallar la Guerra de Independencia en 1868, se sumó a la junta revolucionaria establecida en Nueva York. Dirigió El Espejo desde 1874 y colaboró en La Familia, El Avisador Hispanoamericano, El Fígaro y Revista Cubana.
Hizo breves viajes a Cuba en 1888 y 1894. Escribió la Advertencia y las Notas al folleto de Saco, Cuestión de Cuba, y prologó la Colección de artículos satíricos y de costumbres, de José María de Cárdenas.
Tradujo al español Autobiografía de David Cooperfield (La Habana, 1857), de Charles Dickens; El tamborcito; o, Amor filial; escribió, además, cuentos y relatos, dirigió y colaboró en numerosas publicaciones en Cuba y el extranjero. Entre sus obras se encuentran también La joven de la flecha de oro (1840), El penitente (1844), Dos amores (1858) y Excursión a Vuelta Abajo”(1891).
Como homenaje póstumo, Cirilo Villaverde aparece como personaje dentro de la novela La isla de los amores infinitos (Grijalbo, 2006), de la escritora cubana Daína Chaviano, quien también incluye en esa obra a los protagonistas de Cecilia Valdés, para hacer una lectura muy diferente a la historia romántica de Villaverde.
En la novela Erase una vez la independencia (NPQ Editores, 2021), del escritor cubano Pío Rafael Romero Molina, se hace un homenaje a la vida de Villaverde como una aventura en tres etapas (esclavitud, conspiración y exilio) y revela algunos hitos de la creación del personaje Cecilia y un esclarecimiento del pensamiento político del escritor.