Fidel siempre junto al pueblo granmense

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Por Aldo Daniel Naranjo (Historiador) | 25 noviembre, 2024 |
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Fidel en el relieve, como huella perdurable, en la Plaza de la Patria, de Bayamo, junto a Céspedes y Martí/ FOTO Rafael Martínez Arias

Honrar la memoria del magno Fidel Castro Ruz, es deber que el patriotismo impone y la gratitud demanda; es glorificación cosechada por la hornada de combatientes ilustres que guió al triunfo de la patria, la independencia, la libertad y la dignidad.

El grito del Moncada y el Céspedes, lanzado contra la tiranía de Fulgencio Batista, la ruta gloriosa trazada por el yate Granma, la epopeya de la Sierra Maestra y la Caravana de la Libertad, simbolizan el espíritu de un pueblo, unido en el ahínco de conquistar todo el honor de los cubanos.

Fidel vio al pueblo trabajador como piedra angular de la lucha armada contra el despotismo batistiano y la subordinación al gobierno de los Estados Unidos.

Aspecto esencial  de su estrategia política y militar era la destrucción del régimen neocolonial, como paso indispensable para constituir un nuevo Estado,  revolucionario, con la misión de transformar el país hacia una sociedad más justa y más humana.

Fidel devino, en aquella complicada encrucijada, genuino y digno representante de las mejores tradiciones combativas de la nación.

HITOS EN LA PROVINCIA GRANMA

Muchísimos hitos fundamentales forjó Fidel Castro en los territorios de la actual provincia de Granma, desde la primera visita a Bayamo, el 10 de octubre de 1947,  hasta su desaparición física, el 25 de noviembre de 2016, e incluso el trayecto fúnebre desde La Habana hasta el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

En decisión memorable, no quiso que nada llevara su nombre, para seguir viviendo sólo de su obra revolucionaria y de la evocación que la gratitud aconsejaba. Por eso, la ausencia de su patronímico en calles, plazas, escuelas, hospitales, industrias, fábricas, CDR y cooperativas campesinas, además de la falta de monumentos conmemorativos, como no sucede con otros próceres, combatientes y mártires.

No obstante, la estampa imborrable del héroe se encuentra en 54 sitios históricos y seis museos centrados en su gallarda figura y en sus luchas revolucionarias: Parque Museo Ñico López, Las Coloradas, Cinco Palmas, La Comandancia General de La Plata, Santo Domingo y Las Mercedes. Además, todas las instituciones museísticas tratan aspectos de su personalidad.

Desde la Sierra Maestra, muchas cosas pensó, desarrolló y escribió Fidel, sentando las bases para la victoria y la estructuración del nuevo Estado nacional. De ahí que cada rincón de su accionar sea un monumento al recuerdo y a la gratitud.

Entre los más conocidos puestos de mando en la dirección de la Guerra de Liberación se encuentran  Vegas de Jibacoa, Alto de Cahuara, Arroyones y Río Yara, en el municipio Bartolomé Masó; Callejón El Martillo, en Campechuela; La Estrella, en Buey Arriba; Pino del Agua, Hoyo de Pipa y Vereda de Cupeyal, en Guisa, y La Rinconada, en Jiguaní.

De los muchos sitios donde celebró entrevistas con personalidades cubanas y extranjeras, es digno mencionar la finca Los Chorros, propiedad de Epifanio Díaz Gómez, donde, el 17 de febrero de 1957, recibió al periodista estadounidense Herbert Lionel Matthews, corresponsal del New York Times.

Días después, el 24 de febrero, Matthews publicó un reportaje sobre su visita a la Sierra Maestra y la  entrevista a Fidel Castro y varios de sus seguidores, además de una foto del líder rebelde con fusil de mira telescópica en las manos. El publicista extranjero era categórico: “Fidel Castro, el líder rebelde de la juventud cubana, está vivo y peleando con éxito en la intrincada Sierra Maestra, en el extremo sur de la Isla”.

Los días 2 y 3 de mayo de 1958, en Altos de Mompié, Fidel reunió la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, con el fin de analizar las causas del fracaso de la huelga del 9 de abril. Asistieron Marcelo Fernández Font (Zoilo), Faustino Pérez Hernández, René Ramos Latourt (Daniel), David Salvador Manso (Mario), Vilma Espín (Déborah), Luis Buch Rodríguez (Roque), Antonio Torres Chedebeau (Ñico), Haydée Santamaría Cuadrado (María), Enzo Infante Uribazo (Bruno) y Celia Sánchez (Norma).

El líder guerrillero invitó al Comandante Ernesto Che Guevara, aunque no era miembro directivo de la organización. Como el argentino había emitido algunos criterios políticos de los sucesos, Faustino Pérez y René Ramos requirieron su presencia.

Fue una discusión bastante tensa, debido a que había que juzgar la actuación de varios compañeros de indiscutido prestigio y el convencimiento de que se habían cometido errores de apreciación, tanto políticos como militares.

A raíz de los debates, el cargo de David Salvador en el Frente Obrero Nacional sería ocupado por Ñico Torres; Faustino Pérez fue sustituido por Delio Gómez Ochoa en la jefatura de La Habana, y René Ramos debía entregar el mando de Acción y Sabotaje a Belarmino Castilla Mas (Aníbal). Los dos últimos debían incorporase a la Sierra Maestra con los grados de comandantes.

En sus notas del histórico 3 de mayo, el Che Guevara consignó en su diario de campaña: “… la dirección nacional pasaba a la Sierra Maestra, donde Fidel ocupaba el cargo de secretario general… En Santiago se formaría una delegación que debía estar en contacto con la Sierra Maestra. El suministro de armas y todo lo referente a las relaciones exteriores corre por cuenta del secretario general… Fidel además es ahora comandante en jefe de todas las milicias”.

El mando único asumido por Fidel representó un importante paso cualitativo en la dirección revolucionaria. La fijación de una sola concepción consolidaba la unidad y fortalecía el poder revolucionario, posibilitando la puesta en práctica de una coherente estrategia política y militar de para la pronta derrota de la dictadura.

El 24 de julio de 1958, en Vegas de Jibacoa, entregó 253 prisioneros de guerra a la Cruz Roja Internacional. Los hechos se repitieron en Sao Grande y Valle Grande los días 11, 12 y 13 de agosto, con el teniente coronel Fernando Nugret y el capitán José Izquierdo, de la Cruz Roja Cubana.

El 13 de noviembre, celebró una entrevista, en Guayabal de Nagua, con el abogado José Ramón Cruells Reyes, secretario general de la Cruz Roja Cubana, y el teniente coronel Jorge Caballero Herrera, su cuartel maestre, con la finalidad de tratar el canje del teniente coronel Nelson Carrasco Artiles, capturado en combate por los rebeldes, por el comandante Enrique Borbonet, preso por el régimen en Isla de Pinos.

Ellos trasmitieron al mando rebelde la negativa del general Eulogio Cantillo, jefe de operaciones en Oriente, de realizar el intercambio, porque consideraba que Carrasco había honrado el uniforme en combate y el otro lo había deshonrado por traición. Vale apuntar que para Cantillo la oposición de los oficiales puros del Ejército Nacional a Batista, como lo hizo Borbonet, constituía un grave delito.

El 18 de diciembre de 1958, Fidel se reunió en La Rinconada, al sureste de Jiguaní, con los comandantes Raúl Castro y Juan Almeida y los dirigentes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio Luis Buch, Vilma Espín y Celia Sánchez. En el encuentro,  coordinaron las acciones para la batalla final por el dominio de la provincia de Oriente y evaluaron la formación del gabinete del presidente provisional Manuel Urrutia. Raúl Castro mostró sus reservas con algunos nombramientos, por entender que con esas personas la Revolución no avanzaría por un camino radical. Fidel rechazó su integración en el gobierno, pero aclaró: “Yo estaré en contacto con el pueblo, en reuniones con los obreros, en la radio y la televisión criticando los errores que se cometan”.

UN HOMBRE AMANTE DE LA JUSTICIA

Por múltiples razones, cuando se menciona a Fidel,  aparece su compañero de lucha guerrillera, el que escuchó su discurso, el que trabajó directamente con él y el que lo acompañó en las más de 80 visitas por cada uno de los municipios granmenses, en el afán de contar sus hazañas, proyectos, programas y sueños, siempre junto al pueblo.

Entre el 2 de enero de 1959 y el 26 de julio del 2006, se ha compilado 32 discursos e intervenciones de Fidel en Bayamo, Jiguaní, Guisa, Buey Arriba, Yara, Bartolomé Masó, Manzanillo, Campechuela, Medina Luna, Niquero y Pilón.

Junto a los hijos de estos territorios, celebró tres actos conmemorativos de la efemérides del 26 de Julio, ganados por sus esfuerzos y realizaciones: apertura de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos (1960), en El Caney de Las Mercedes; inauguración de la Plaza de la Patria (1982), en Bayamo, y de nuevo en este histórico sitio, en 2006.

El 26 de julio de 1982, elaboró una tesis fundamental sobre la forja de la nación cubana: “No podría escribirse la historia de Cuba sin la historia de Granma”. Es de toda justicia hoy que los hijos de esta provincia hagan suya la máxima de que no podrá escribirse la historia de esta región sin la historia de vida y obras de Fidel Castro.

EMOCIONES DE VIRTUD Y DEBER

De los 25 monumentos nacionales de Granma, en siete de ellos resplandece la figura de Fidel: Hospedaje Gran Casino (Museo Los Asaltantes) y Cuartel Carlos Manuel de Céspedes (Parque Museo Ñico López), en la ciudad de Bayamo; Playa Las Coloradas, en Niquero; Cinco Palmas, en Media Luna; Comandancia General de La Plata, en Bartolomé Masó, y Loma de Braulio Curuneaux y Loma de Piedra, en Guisa.

Asimismo, su personalidad está vinculada con tres de los 10 monumentos locales: Combate de Alegría de Pío, en Niquero, y primera y segunda batallas de Santo Domingo, en Bartolomé Masó.

Los sitios históricos que atesora la provincia  vinculados al Máximo Líder forman un dosier para atrapar, asumir y concientizar las páginas de la historia. Apreciar sus huellas y símbolos es sentir profundamente las cálidas emociones del amor y la amistad, de la virtud y el deber, de la lucha y la vida.

El valor de sus ideas como hombre de acción, como estadista de profundo pensamiento y como revolucionario de acrisoladas virtudes morales, de inestimable comprensión humana, representan un patrimonio para todos los cubanos y el mundo progresista y revolucionario.

 

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