Fidel respalda al movimiento 26-7 ante el Pacto de Miami

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 15 diciembre, 2024 |
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En octubre de 1957, en Miami se iniciaron conversaciones por un grupo de organizaciones integrada por el Partido Auténtico, la Federación Estudiantil Universitaria, el Partido Ortodoxo, el Directorio Revolucionario, la Organización Auténtica, el Partido Demócrata, el Directorio Obrero Revolucionario y el Movimiento 26 de Julio para suscribir un documento que recogiera en su texto cómo se pretendía llevar a cabo una supuesta unidad de los revolucionarios.

Este documento se denomina “Acuerdo de la Junta de Liberación de Cuba”, conocido también como “Pacto de Miami”.

Toda esta trama se había inventado a espadas del M-26-7. Dos hombres sin facultades se dieron a la tarea de violar y alterar los planteamientos suscritos en el manifiesto de la Sierra maestra.

Desde su llegada a Estados Unidos, Léster Rodríguez y Felipe Pazos había comenzado a manipular con malas intenciones a las organizaciones insurreccionales y partidos oposicionistas para la constitución de un órgano de unidad revolucionaria. Con sus malas ideas algunos responsables del movimiento revolucionario en el exilio cayeron en la trampa

En el Pacto de Miami los firmantes señalaban la forma en que se debía conducir la Revolución y el programa político que se pondría en práctica después del triunfo.

Fidel como máximo líder, en carta fechada el 14 de diciembre de 1957, comunicó a los firmantes del Pacto la posición del Movimiento. En ella les expresaba que para la Revolución lo importante no era la unidad en sí, sino la base sobre la cual se sustentaba esa unidad, la forma en que ella se viabilizara y las intenciones patrióticas que la animaran.

Señaló también que mientras los dirigentes de las demás organizaciones que suscribieron ese Pacto se encontraban en el extranjero haciendo una revolución imaginaria, a los dirigentes del M-26-7 les cabía el mérito de estar en Cuba, haciendo una revolución real.

Además se declaraba el rechazo enérgico a cualquier tipo de intervención extranjera en los asuntos internos de Cuba y ante las ambiciones de los politiqueros, Fidel categóricamente reafirmaba: «la dirección de la lucha contra la tiranía está y seguirá estando en Cuba y en manos de los combatientes revolucionarios». Y sentencia con firmeza: «Y sólo sabemos vencer o morir.

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