Mujer menuda y frágil, sobrepasó su estatura física, su pueblo natal y su tiempo, para ser una de las más relevantes féminas de la historia de Cuba; sin estridencias ni grandilocuancias, con la simplicidad de las mariposas que colocaba en su cabello.
Nombrada Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley, nació en Media Luna, pueblo de la actual provincia de Granma, el 9 de mayo de 1920, y desde sus primeros años comenzó a construir un profundo compromiso con la justicia, de la mano de su padre, el doctor Manuel Sánchez Silveira.
Con él conoció la obra y el pensamiento de José Martí y cultivó su identificación con la historia de Cuba y con lucha por la dignidad del pueblo; tanto, que se unió al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y rechazó el golpe de Estado que en 1952 encabezó Fulgencio Batista.
Después del golpe del 10 de marzo, Celia se implicó con organizaciones desafectas al batistato, y el revolucionario Manuel Echevarría, la puso en contacto con Frank País.
Reconocida no solo por su valentía y su patriotismo, sino, también, por su gran capacidad de organización, resultó clave para la preparación del respaldo a los revolucionarios que, encabezados por Fidel, desembarcarían en el oriente de Cuba, procedentes de México.
Celia creó una red clandestina, integrada, fundamentalmente, por campesinos, gracias a la cual los expedicionarios del Granma, dispersos después del combate de Alegría de Pío, el 2 de diciembre de 1956, pudieron reagruparse, entre ellos Fidel y Raúl.
El 28 de mayo de 1957, fue la primera mujer que se unió a la Columna Uno José Martí, del Ejército Rebelde, suceso que inspiró la creación del pelotón de mujeres Mariana Grajales.
Pronto se convirtió en figura imprescindible en la organización del suministro de alimentos y otros recursos para las fuerzas guerrilleras y persona de confianza del Comandante en Jefe.
Desempeñó un papel fundamental en la creación del pelotón femenino Mariana Grajales, que demostró que las mujeres también podían combatir contra el ejército de Batista.
Luego de producirse el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, la madialunera continuó aportando, de manera decisiva, a la construcción de la patria nueva, junto a la alta dirección del país.
Fue secretaria del Consejo de Estado, integró el primer Comité Central del Partido, impulsó importantes obras sociales y la preservación de documentos históricos, sin los cuales habría sido difícil conocer los acontecimientos de la última etapa de lucha armada.
Se distinguió siempre por su sencillez, por sus vínculos con el pueblo, por la defensa de las personas más necesitadas de ayuda.
Celia Esther de los Desamparados falleció el 11 de enero de 1980, sin embargo, su ejemplo, la luz de su obra y de su vida permanecen en la memoria del pueblo por el cual vivió.