
En su corta pero intensa vida José Luis Tassende mostró sus cualidades de dirigente sindical, ciudadano ejemplar y revolucionario cabal. Fue valiente en la toma de decisiones importantes para el bienestar de su pueblo y firme en los principios revolucionaros que sustentó junto a los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz.
En las filas de la ortodoxia y el movimiento revolucionario liderado por Fidel manifestó disposición para la lucha antibatistiana y poner en práctica los objetivos de una revolución popular, agraria y antimperialista.
NACER EN MANZANILLO
José Luis Tassende de las Muñecas, apodado Pepe, nació en la ciudad de Manzanillo, antigua provincia de Oriente, el 15 de enero de 1925, por tanto, se cumple el centenario de su natalicio. Fue el cuatro hijo Vicente Tasende, empleado de la Compañía Bacardí de Santiago de Cuba, y de Gloria de las Muñecas Valdespino.
Las primeras letras las cursó en la Escuela Pública número 32 en Santiago de Cuba. A la muerte de su padre en 1935, la madre emigró con sus cinco hijas a La Habana. El adolescente José Luis ingresó como becario de la el colegio Inclán, en el barrio de La Víbora hasta concluir el octavo grado. Seguidamente matriculó en los Salesianos para obtener el título de electromecánico.
Era entusiasta en el deporte, sobre todo en la pelota la cual practicaba en el equipo de la escuela. En varias ocasiones su equipo celebró encuentros con la novena del Colegio de Belén, donde estudiaba Fidel Castro, un año menor que él, a quien conoció en uno de los desafíos.
Su carácter alegre y jovial le hacía ganar amigos constantemente, entre ellos Fidel y luego se hermano menor Raúl Castro.
Después de graduarse en 1946, comenzó a trabajar en la fábrica de gomas Goodrich, en el barrio habanero de Puentes Grandes. Luego pasó al frigorífico de la Nela, ubicado en las calles Ayestarán y Requena. Por su dedicación al trabajo, seriedad, disciplina y conocimientos de la electromecánica fue nombrado jefe del cuarto de máquinas.
Entre enero y septiembre de 1947 participó, junto a Fidel, en los preparativos y la salida de la expedición de Cayo Confites, organizada para ir a luchar a Santo Domingo contra la tiranía trujillista. Hubo de fracasar por la intervención del presidente de la República Ramón Grau San Martín, quien ordenó a la Marina de Guerra cubana su intercepción.
A mediados de ese año, ingresó en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), liderado por el senador santiaguero Eduardo Chibás Rivas. Dentro de la organización contactó de nuevo con el ya abogado Fidel Castro, con quien participó en el desenmascaramiento de sus corruptos negocios, sobre todo la compra de varias fincas en los alrededores de La Habana.
En julio de 1950, Tasende conoció a Elita Dubois con quien se casó un año después. Vivieron en una humilde casa en Marianao. El 11 de abril de 1952 fue un día muy feliz para la pareja: nació su Temis (Temita). Raúl Castro sería su padrino y esto les uniría aún más.
EN LUCHA CONTRA LA TIRANÍA DE BATISTA
El 1º de marzo de 1952, su amiga Pastorita Núñez le llamó a las 3: 00 de la madrugada para comunicarle el golpe de Estado del senador, exjefe del Ejército y expresidente de la República Fulgencio Batista. De inmediato se sumó a las repulsas populares en las calles.
Ante la consolidación de la reacción burguesa, los atropellos de las fuerzas armadas y la politiquería de los políticos conservadores, José Luis Tassende consideraba que había llegado la hora de comenzar en Cuba una revolución social, cuyo triunfo debía conducir a “una nueva era para la clase de los campesinos y los obreros”. De igual modo trasmitía a sus compañeros de conspiración: “Es poco el sacrificio que hagamos para el bien que conquistaremos”.
Tan pronto Fidel Castro comenzó a hablar de violencia revolucionaria, José Luis se unió en el audaz proyecto. Nació el Movimiento, con un pequeño núcleo ejecutivo formado por Fidel, Abel Santamaría Cuadrado y Raúl Martínez Ararás. Al mismo se subordinaba un comité militar formado por Pedro Miret Prieto, José Luis Tassende y Renato Miguel Guitart Rosell. A la par se estableció un comité civil, integrado contador público habanero Oscar Emilio Alcalde Valls, Jesús Montané Oropesa, el médico Mario Muñoz Monroy y Reinaldo Luis Santa Coloma. Entre estos dos aparatos no existió ninguna dicotomía funcionando como una estructura político‒militar de carácter revolucionaria.
Durante los preparativos bélicos a José Luis Tassende le tocaba supervisar algunas prácticas de tiro en el salón de los mártires de la Universidad La Habana. Esta misión también la desarrollaron Ñico López y Ernesto Tizol Aguilera.
Los entrenamientos militares se trasladaron a varias fincas del entonces municipio de Artemisa, casi siempre los fines de semana. Para poder dedicarse a tiempo completo a los preparativos de un alzamiento contra la dictadura obtuvo en su trabajo un mes de descanso.
La dimensión de sus ideas se ajustaban a su formación martiana y los alientos de la revolución independentista del siglo XIX: “Surge la generación del Apóstol. Nace la Revolución social libertadora. Al evocar las acciones del siglo XIX por la independencia asevera: Martí y Maceo nos guían hacia el triunfo. También se proyecta al futuro convencido de la victoria: En la revolución se triunfa libertando, nacionalizando y trabajando”.
Gustaba conversar sobre los grandes objetivos de la Revolución, la que debía ser labrada en duro batallar contra las fuerzas de la reacción y el imperialismo yanqui. Sabía que en el empeño muchos podían caer. Pero, de sólidas convicciones revolucionarias y cívicas sustentaba: “Entrar en la revolución es vivir en ella”.
EL PLAN ESTRATÉGICO EN ORIENTE
A cargo de Pepe Tassende estuvieron los 18 hombres que desde La Habana partieron en tren rumbo a Santiago de Cuba en la tarde del viernes 24 de julio de 1953. Fue en el vagón-comedor, mientras almorzaban, que le reveló a Raúl Castro el plan de atacar el cuartel Moncada, sede del Regimiento 1 Antonio Maceo de Santiago de Cuba. Muerto de la risa le decía: “Come, Raulito, que mañana no vas a tener tiempo”
Los recibieron en Santiago de Cuba Abel Santamaría y Renato Guitart, siendo conducidos al hotel Perla de Cuba. El descanso fue breve, porque Fidel los mandó a concentrarse en la Granjita Siboney.
DURANTE EL ATAQUE AL CUARTEL MONCADA
En la madrugada del 26 de julio de 1953, Fidel explicó el ataque al cuartel Moncada y el control que debía tenerse del Palacio de Justicia y del Hospital Civil Saturnio Lora, como punto de apoyo al asalto de la fortaleza.
De seguido pidió un grupo de voluntarios, quienes debían neutralizar la posta número 3 de la fortaleza militar. Entre los rimeros que dieron el paso al frente estuvo Tassende. Por tanto, integró el grupo de la vanguardia.
La tripulación de la primera máquina: el chofer Pedro Marrero, a su lado Jesús Montané, Pepe Luis y Renato Guitart al lado de la portezuela, todos en el asiento delantero; en el asiento de atrás viajaban jóvenes Ramiro Valdés, Carmelo Noa y Flores Betancourt. Durante el viaje Pepe logró cambiar su pistola por una subametralladora.
Ya junto la posta 3 Renato gritó: “Abran paso al general”. Los militares de guardia quitaron la cadena y franquearon el paso, pero el paso de la patrulla casaca frustró la maniobra.
Los últimos estudios históricos han precisado que en medio del tiroteo Tassende estuvo entre los pocos que lograron penetrar al interior del cuartel, pero recibió un balazo en una pierna. Entonces le entregó la ametralladora a otro de los combatientes. Luego de cesado el fuego, salió a la calle. Entonces lo vio el soldado Mónico García, quien se lo echó a las espaldas hasta la Carretera Central y Trinidad. Allí abordaron una guagua hasta el Hospital de Emergencias. De su cura se ocuparon el doctor Aníbal Martínez Jústiz y el practicante de enfermería Simón Odio.
Poco después un grupo de soldados entró a Emergencias con un baleado. Cuando vieron al entraño sargento el cuarto de curaciones descubrieron que se trataba de un atacante por llevar zapatos de corte bajo, cinto de paisano y galones bordados a mano. En el acto los esbirros les propinaron golpes, lo sacaron del hospital y lo llevaron para el Hospital Militar a dos cuadras del Moncada.
El fotógrafo Senén Carabia Carey, del Negociado de Prensa y Radio del cuartel, a petición del coronel Alberto del Río Chaviano visitó el Hospital Militar para retratar los heridos del regimiento. Por eso, su lente captó a Tassende sentado en el piso de granito y junto a la puerta de sala de enfermos, con la herida en el pie derecho vendada, aunque teñida de sangre y todavía vestido de sargento. Su era recta, profunda, penetrante. Era una mirada serena, infinita, de porvenir. El álbum de fotos de sus soldados fue enviado al dictador Batista.
Minutos después José Luis Tassende fue conducido al interior del Moncada de manera brutal, como un animal, donde sufrió torturas. Luego lo sacaron al patio de la guarnición le dispararon cobardemente. El cuerpo presentaba múltiples heridas de balas, incluso dos balazos en la región occipital media, casi en la nuca.
En la tarde, la prensa vio su cuerpo tirado en el interior de la fortaleza, con la cara en la yerba y un fusil al lado, al igual que otros asaltantes masacrados, con el objetivo de aparentar que habían caído durante la acción. Sólo seis revolucionarios cayeron en combate y 55 fueron asesinados luego de caer prisioneros.
LA OBRA VIDA DE TASSENDE
Raúl llevó a Temis Tassende, hija del moncadista y mártir José Luis Tasende al acto del Moncada, momento en que se convertiría en una ciudad escolar, el 28 de enero de 1960. Emocionado levantó en sus brazos a la niña y le dijo: “Y hoy, Temita, mira aquí la obra de tu padre”.
El 28 de julio de 1977, Fidel Castro inauguró la fábrica de tubos para riego por aspersión José Luis Tassende, en los terrenos de Faxas, a la vista de Manzanillo.

FUENTES: Colectivo de autores: Mártires del Moncada (1965); y Mario Mencía: El Grito del Moncada (1986) y El Moncada, la respuesta necesaria, (2013);