Ciento setenta y dos años hace que nació José Martí y Pérez en La Habana.
Llegó un día en que La Habana se veía envuelta en una serie de acontecimientos que reflejaba la prensa de la época: iniciaba la vacunación contra la viruela, se presentaba la zarzuela El Duende, en el Teatro Tacón, seria ajusticiado en garrote vil el pardo libre Francisco Carmona, entre otros muchos que quizás desde este fecha fueron marcando la vida del Apóstol.
Tenía apenas 16 años cuando se origina el incendio de Bayamo, aquel 12 de enero, ante la negativa de los cubanos de entregar la ciudad a los españoles, una semana más tarde publica su primer artículo periodístico El Diablo Cojuelo, en sus cuatro páginas aparecieron un editorial y varias notas satíricas sobre la prensa y acontecimientos de la época.
En la portada de este ejemplar dejaba claro…
“Nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, mas a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo a hacerlo. Poco me importa que un tonto murmure, que un necio zahiera, que un estúpido me idolatre y un sensato me deteste. Figúrese usted, público amigo, que nadie sabe quién soy: ¿qué me importa que digan o que no digan?
En 1870 Martí va a la cárcel, es condenado a 6 años de prisión por deslealtad. Con un grillete en su tobillo izquierdo lo envían a las canteras de San Lázaro, allí conoce al anciano Nicolás del Castillo y al niño Lino Figueredo. Lo que allí vive le sirven de testimonio vivo y real para escribir el folleto de 50 páginas El presidio político en Cuba, documento lleno de indignación no sólo por el maltrato físico, sino por el maltrato a la moral y a la condición humana.
Sin embargo a pesar del dolor de presidio Martí se sobrepuso con optimismo y en carta a su madre doña Leonor Pérez le dice:
“Mírame, madre, y por tu amor no llores: / Si esclavo de mi edad y mis doctrinas, / Tu mártir corazón llene de espinas, / Piensa que nacen entre espinas flores”.
Fiel seguidor de las ideas independentistas, del humanismo y del antimperialismo por ello luchó con el objetivo de “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
Al evocar a sus padres y su niñez le dice en una carta a la madre:
“¿Y de quién aprendí yo mi entereza y mi rebeldía, o de quién pude heredarlas, sino de mi padre y de mi madre?”
La obra de nuestro Apóstol es inmensa. Escribió para los niños, los jóvenes, las mujeres, los hombres, para Cuba y América, para la humanidad toda.
Fue el liberador de Cuba y poeta brillante. El 7 de marzo de 1875 apareció su primera colaboración periodística en México. Colaboró en la Revista Universal de Política, Literatura y Comercio. También en El Partido Liberal y El Federalista.
Destacado escritor, poeta, orador y periodista. Demócrata revolucionario, defensor de las masas humildes y combatiente por la igualdad de derechos y por la unidad más estrecha entre los cubanos blancos y negros.
Hoy honramos tu memoria recordándote como el Autor intelectual del asalto a los cuarteles Guillermon Moncada, en Santiago de Cuba y Ñico López, en Bayamo, reafirmando el apoyo a la Revolución cubana y su proyecto social.