La mala hora de Daniel

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Por Granma | 6 febrero, 2025 |
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FOTO/ Granma

Más de 5 500 indocumentados de países latinos fueron arrestados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ice) en los diez primeros días de las feroces redadas de la administración de Donald Trump. Otros 4 333 estaban ubicados en diversas instituciones, con órdenes de retención.

Miles de extranjeros han sido deportados a sus naciones de origen, en vuelos militares y comerciales, en estos últimos esposados, con grilletes y cadenas, tras operativos en Nueva York, Denver, Chicago y Los Ángeles, entre otras ciudades, según The New York Times. El ice es el encargado de identificar, arrestar y deportar a quienes no cuentan con autorización para residir en tierra norteña.

Datos del Pew Research Center aseguran que, en 2022, la población de inmigrantes sin estatus legal alcanzó los 11 000 000, y antes de los actuales atropellos, era de 13 500 000. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo en conferencia que la Administración mantiene su postura firme en la ejecución de estas medidas.

El ice refleja que Colombia, con 14 268 deportados, después de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, ocupa el quinto lugar entre los diez países con más expulsados de EE. UU., en el año fiscal 2024.

EL VIAJE DE DANIEL OQUENDO

Daniel Oquendo, colombiano de 33 años, cruzó la frontera entre Tijuana y San Diego, California, buscando el «sueño americano», para tratar de trabajar como mecánico. Inmediatamente, se entregó a la Patrulla Fronteriza estadounidense, con la intención de pedir asilo. Tras varios días de viaje al infortunio, ¿qué encontró?

Le quitaron su bolso en el centro de detención para migrantes, y ahí comenzó su triste experiencia, junto a otros 17 coterráneos.

«Yo pasé cinco días completamente incomunicado y sometido a un trato humillante, sin bañarme desde el sábado hasta el lunes. Imposible descansar, cada una hora llegaban los guardias y nos levantaban. Varias veces pregunté por qué ese trato, y solo gritaban: ¡firme, firme, firme!», relató a la BBC.

«Nos sacaron a todos de allí para un primer vuelo, sin saber a dónde íbamos, esposados de pies y manos. Nos ataron las manos a la cintura con una cadena, como si fuéramos los peores narcotraficantes, equiparables al Chapo Guzmán. Nos llevaron a una base militar, donde nos esperaba un avión Hércules, para un viaje a Bogotá de diez horas, esposados hasta para ir al baño.

«En el avión iban dos niños pequeños que no estaban esposados, y otros de entre 15 y 16 años que sí iban atados. Finalmente aterrizamos en El Paso. Nos hicieron pasar dos días más en calabozo, antes de salir para Colombia, en un vuelo en el que la tripulación nos dio la bienvenida y dijeron que, gracias a la gestión del gobierno de Gustavo Petro, íbamos de regreso a nuestro país».

Para Daniel, «Trump ha insistido en que éramos asesinos, capos de la droga, violadores. No entiendo esa xenofobia con la que quiere mandar».

Igual da que sean personas humildes buscando una solución a sus dificultades económicas o delincuentes cumpliendo sanciones. La medida no contempla diferencias entre unos y otros, muchos de los que, honestamente, han contribuido, con su trabajo mal remunerado, a engrandecer a Estados Unidos.

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