El grito de las tazas vacías (+fotos, audio e infografía)

La crisis lechera en Granma revela un colapso estructural en la ganadería: falta de insumos, políticas que no han tenido el impacto esperado y un mercado ilegal que mengua la producción. Sin soluciones integrales, la entrega diaria a niños y grupos vulnerables seguirá siendo compleja
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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez y Juan Farrell Villa | 1 marzo, 2025 |
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FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

Con la libreta de abastecimiento en mano, Marisol se dirigió a la bodega de su barrio, ubicada en uno de los repartos de Bayamo. La cola serpenteaba la calle, pero el bodeguero solo tenía noticias desalentadoras: “No hay leche”.

En el mercado negro, un revendedor le ofrecía por casi tres mil pesos cubanos el kilo de leche en polvo, el equivalente a dos tercios de su salario: “Es esto o mandarlos sin nada caliente para la escuela”, dijo con tono triste, como quien se estruja el corazón.

Su drama no es aislado. En Granma, más de 50 mil niños menores de siete años, 11 meses y 29 días no reciben con la sistematicidad de antes el vital alimento. Tras el desabastecimiento, hay una crisis ganadera histórica, agravada por años de desatención estructural, pérdida de rebaños, el descenso en la calidad genética y la falta de acceso a insumos básicos.

En 1987, Granma producía 60 millones de litros anuales, pero en 2019 apenas alcanzó 28 millones, insuficientes para cubrir la demanda mínima de 30 millones anuales requeridos para garantizar un litro diario a los infantes en las edades fijadas.

MAPA DE INSUFICIENCIAS

En 2024, la situación de la ganadería en Granma alcanzó un punto crítico. La disminución del ganado superó las 30 mil cabezas, de ellas cinco mil vacas, lo que ha tenido un impacto severo en la producción de leche.

La mortalidad fue alarmante, con un 12 por ciento, mientras que la tasa de natalidad cayó drásticamente del 62 al 45 por ciento en solo cinco años.

Según el jefe del Departamento de genética y registro pecuario en Granma, Mario Antonio Núñez Jiménez, el número total de cabezas de ganado en 2024 se situó en 171 mil 768, en manos de 15 mil 70 tenentes (dueños de vacas), lo que representa 32 mil 534 reses menos que el año anterior; la cifra más baja de esta provincia.

FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

“Las principales causas del decrecimiento de la masa ganadera están en la alta mortalidad (23 mil 94 cabezas); la baja natalidad, que se sitúa en un 45 por ciento, esto quiere decir que de cada 100 vacas solo paren 45; y unido a ello, un faltante de nueve mil 343 animales, con una incidencia marcada de los municipios de Bayamo, Río Cauto y Yara.

“Aunque hubo casi cuatro mil nacimientos más respecto al año anterior, no fue suficiente para contrarrestar la caída general de la masa vacuna.

También decrece la masa hembra, significativamente, en 20 mil 972 cabezas en todos los municipios; asimismo, las vacas, en cinco mil 738, excepto en Niquero, que no es alarmante, con cuatro vacas, de manera que no se logró ni siquiera el 50 por ciento de natalidad, cuando hoy se exige para la contratación un 55 por ciento”, expone Núñez Jiménez.

A juicio del especialista en ganadería Gustavo Saavedra Alarcón, ingeniero pecuario con cinco décadas de trabajo en la rama ganadera, las causas estructurales del desabastecimiento de la leche pueden resumirse en: la baja natalidad del ganado, apreciable en el descenso drástico de 46 mil nacimientos en 2019 a 25 mil 600 en 2024, casi un 50 por ciento menos.

“En los últimos años, las pérdidas, muertes y bajos niveles reproductivos en la ganadería han estado relacionados con la escasez de recursos esenciales. La ganadería requiere alambre, productos químicos, medicamentos y mecanización, pero en el último año, esta situación se ha vuelto aún más crítica, con recursos prácticamente inexistentes o inaccesibles para muchos productores, que, en ocasiones, deben pagar un rollo de alambre a 107 dólares”, expone Saavedra Alarcón.

El hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor también deja un visible impacto. En 2024, por ejemplo, se perdieron 14 mil animales por robo y sacrificio ilegal, fenómeno apreciable en los municipios más ganaderos: Bayamo, Jiguaní, Cauto Cristo, Manzanillo y Río Cauto.

FOTO Rafael Martínez Arias

OTROS FACTORES ADVERSOS

Engrosan la lista, retrasos en los pagos a los productores, de hasta 40 días, dificultades para acceder al efectivo en zonas rurales, que desmotivan la entrega formal de leche e impulsan a vender en el mercado negro, en el cual obtienen hasta cuatro veces más ganancias y con pagos al momento.

La dispersión productiva y la falta de experiencia recrudecen el panorama. Hoy, el 91 por ciento del ganado está en manos de 15 mil productores privados, muchos con solo cinco vacas como promedio.

Esta fragmentación dificulta el acceso a tecnología, asesoría y control estatal. Además, hay una generación de ganaderos jóvenes con poca experiencia en el manejo técnico.

Todo ello, contradice el programa de desarrollo ganadero hasta 2030 que prevé concentrar la producción ganadera, incrementar el número de áreas, reproductoras y atender de forma diferenciada a poco más de mil productores que garantizarán la demanda de leche a niños y enfermos.

“No ha sido efectiva la implementación de las 63 medidas aprobadas por la máxima dirección del país, tal es el caso del autorizo a sacrificar ganado (uno de cada tres animales criados). En 2024, solo 191 cabezas se sacrificaron legalmente bajo este esquema, frente a un mercado ilegal que mueve miles”, subraya Saavedra Alarcón.

Las multas por incumplimiento de contratos (hasta tres veces el valor de la producción) han llevado a los productores a buscar alternativas, no siempre legales, costear su pago. Además, la eliminación de intermediarios como las cooperativas, a juicio de muchos, empeoró la logística.

FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

Para ponerle la tapa al pomo, el impago del mercado formal, induce a los ganaderos a vender su litro de leche en el mercado ilegal, allí alcanza los 150 pesos, frente a los 25-30 pesos que paga el Estado sin ninguna exigencia de calidad. Esta brecha, más la falta de control, ha creado un circuito paralelo que desvía el 70 por ciento de la producción de leche en algunos municipios para expenderla de forma directa o procesada, como yogurt o queso a precios especulativos; súmale que la ganadería compite con cultivos más rentables (como el boniato), lo que ha llevado a miles de ganaderos a cambiar de actividad.

INCUMPLIMIENTOS Y DESVÍOS: LA LECHE QUE NO LLEGA

La Industria Láctea en Granma enfrenta una crisis sin precedentes. En 2024, incumplió la entrega de leche, mientras las deudas con productores, la sequía y el mercado negro ahogan un sector vital para la nutrición infantil.

Los datos revelan un problema multifactorial: desvíos ilegales, impagos millonarios y leche adulterada obligan a priorizar a los menores de dos años, dejando a miles de niños sin acceso a este alimento debido a los grandes déficits.

Arletis Maturel Olivera, especialista A en Sanidad pecuaria y acopio de leche, en la Empresa de Productos Lácteos Granlac, de Granma, señala que en lo que va de 2025 no han cumplido las metas de acopio diario ni mensual.

“De los 14 mil 900 litros contratados diariamente, solo recibimos 10 mil 600. Municipios clave, como Bayamo, Yara y Jiguaní -que históricamente aportaban más- lideran los incumplimientos. Es alarmante. La leche se desvía al mercado negro y no llega a los niños, que debieran ser la prioridad”, expone Maturel Olivera.

A la exigua entrega se suma el problema de la calidad: “Hoy en día hay una adulteración masiva de la leche recibida, que no cumple con los estándares de peso, con mediciones de 1.028, 1.027 y 1.024; inferiores a 1.30 y que por falta de leche en polvo, no podemos estandarizar y se tiene que destinar al consumo infantil en esas condiciones”, argumenta Maturel Olivera.

Esta situación plantea una de las grandes encrucijadas de la industria: aceptar la leche como viene o renunciar a ella, si la rechazamos significaría su desvío al mercado informal, ahí el litro puede cotizarse hasta a 200 pesos, un precio al que solo algunos pueden acceder.

Actualmente, la industria láctea tiene contratos con más dos mil productores y con 180 bases productivas. Al cierre de febrero, 105 de estas bases y un total de 708 productores incumplieron con las entregas de leche.

Infografía LITSARY ZAMORA RODRÍGUEZ

En este aspecto, es importante aclarar lo establecido en el Decreto Ley 35, sobre la comercialización de productos agropecuarios. En su artículo 53, se estipula que quienes desvíen las producciones enfrentarán multas equivalentes a tres veces el valor de dicha producción. Es fundamental hacer valer esta normativa.

Asimismo, es necesario implementar la Resolución 275 de 2024, que establece las directrices para la contratación de productos agropecuarios. En este sentido, se deberá analizar la situación de los productores reincidentes en incumplimientos y desvíos de producción en la comisión agraria del municipio, y decidir su futuro como productores. Esto podría incluir la revocación del usufructo de la tierra, la compra forzosa de las privadas junto con los animales.

LA INDUSTRIA SE RESIENTE

El impacto de los incumplimientos es brutal: miles de menores han dejado de recibir su cuota semanal. Samuel Guilarte Millán, director de control del proceso productivo en Granlac, detalla que en 2023 ya hubo una reducción de dos millones de litros, respecto a 2022, y la tendencia al decrecimiento continúa: “Priorizamos a niños de uno a dos años, pero ni así cubrimos la demanda.

“Esta es, sin lugar a dudas, la afectación más grave y dolorosa, ya que no podemos garantizar ni siquiera el mínimo de leche que tradicionalmente se entregaba. Sin embargo, también hay otros efectos colaterales; producciones como el helado han disminuido de dos mil 500 a mil galones diarios, y el yogurt destinado a niños intolerantes a la lactosa se ha reducido de siete a cuatro bolsitas semanales. Esto se suma a la disminución en la producción de queso, que se ha reducido a la mitad”, subraya Guilarte Millán.

Yordanis Cabrales Tamayo, director de la UEB Lácteos Bayamo, explica que, según las normas, se requieren 10 litros de leche para producir un kilogramo de queso mozzarella. “Sin embargo, en la actualidad, debido a la calidad de la leche utilizamos 11 litros. Esta situación encarece el producto, ya que estamos pagando el sobrecumplimiento de la leche a 70 pesos el litro en la seca, lo que incrementa el costo del producto terminado”.

DEUDAS, SEQUÍA Y ADULTERACIÓN: UN CÍRCULO VICIOSO

Los productores alegan causas, como sequías y fallas en los partos del ganado e impagos a estos incumplimientos. Tocante a esto último, Granlac reconoce una deuda de 20 millones 900 mil pesos con ellos, concentrada mayormente en Bayamo.

Aunque se han inyectado subsidios -como siete millones para saldar parcialmente deudas-, el pago retroactivo avanza con una estrategia que implica el uso de materias primas para producir queso y generar ingresos para saldar las deudas.

“En los próximos días, por lo menos, lograremos emparejar a todo el mundo con el pago de diciembre y empezar a pagar lo que nos falta de enero, puesto que municipios, como Cauto Cristo, Manzanillo, Media Luna y parte de Campechuela, por citar algunos, ya pagaron”, precisa Maturel Olivera.

Al respecto, Ramón Michael Pérez Rodríguez, vicepresidente del Grupo Empresarial de la Industria Agroalimentaria, anunció que la mirada desde el Grupo es a recapitalizar la empresa, con el objetivo de que pueda cerrar todas sus deudas y que el 2025 sea un año económicamente sostenible y enfocado en la producción.

Amén de estas estrategias, otro gallo cantaría si la Industria Láctea recibiera el dinero que le deben sectores, como Educación, Salud y el Comercio, este último con más de 120 millones de pesos de deuda. Saldaría estos impagos y podría financiar la compra de materias primas para sus producciones.

“Si bien estas deudas fuera de término están conciliadas, en proceso de reclamación y muchos interpuestos a demanda, todavía no han tenido la respuesta que necesitamos”, enfatizó Maturel Olivera.

Esta es la gran paradoja del Comercio: cobran pero no pagan. Resulta incomprensible cómo a pesar de que la leche se vende en efectivo en bodegas, ese dinero no llega a la industria, mientras, otros sectores con mayores ingresos reciben pagos puntuales, so pena de que les suspendan los suministros.

Lo cierto es que sin resolver el pago a los productores y recuperar el crédito de los mencionados sectores, las soluciones apenas se convertirán en parches.

Infografía LITSARY ZAMORA RODRÍGUEZ

Sin medidas estructurales, como combatir el mercado negro, recapitalizar la Industria Láctea y garantizar financiamiento para pagar a los productores, que estos se sientan motivados con el incentivo económico y puedan con ese respaldo acceder a insumos para mejorar la atención ganadera, el colapso en estas y otras producciones será irreversible en el tiempo.

Madres, como Marisol, continuarán enfrentándose a la elección de pagar precios exorbitantes o ver a sus hijos crecer sin el necesario alimento. La solución exige aparejado a lo anterior, una revolución en la gestión ganadera, un enfrentamiento real a la corrupción y seriedad en la contratación de ambas partes, si queremos evitar el grito de las tazas vacías y que el litro prometido no siga perdido en un laberinto.

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