En la historia del teatro cubano el nombre de Gustavo Robreño Puente, se encuentra registrado en mayúscula.Formó parte de una familia que mucho contribuyó al desarrollo de esta manifestación artística en el país, en la primera mitad del siglo xx.
Estuvo entre los fundadores ,en 1900, del habanero Teatro Alhambra, en Consulado y Virtudes, que gozó de una gran popularidad. Escribió más de 200 obras de teatro, la mayoría en colaboración con su hermano Francisco. Entre los títulos que mayor popularidad alcanzaron se encuentran La madre de los tomates, Toros y gallos, El jipijapa, El ciclón y Napoleón y la emperatriz del Pilar.
Su nacimiento había ocurrido en Pínar del Río el 18 de conforma su talento dramatúrgico y las dotes actorales. diciembre de 1873. Con veinte años, debido a sus labores independentistas, abandonó el país para radicarse en España, tiempo clave en su formación al relacionarse con los integrantes de la futura Generación del 98 y compartir con ellos los procesos de avidez literaria y la curiosidad intelectual.
De regreso a Cuba se radica en La Habana, donde tras un corto tiempo en el Teatro Lara, pasa a ser uno de los fundadores del Alhambra, el lugar donde haría casi toda su carrera, y para el cual escribió, junto a su hermano Francisco, mas de 200 obras de teatro vernáculo.
Desde este coliseo destacó además como un actor preferido del público, su nombre en el cartel de promoción era una apuesta segura, pues además de sus dotes interpretativas fue un gran imitador de políticos del momento, destacando su interpretación de Mario García Menocal y el general Freyre de Andrade, las sátiras políticas tenían tanta acogida que eran parte de las tandas del referido teatro.
La narrativa de corte satírico de Gustavo Robreño cuenta con joyas del género como: “Historia de Cuba, narración humorística”, y “Saltapericos”. También escribió obras de corte histórico como “La Acera del Louvre”…
Como periodista uso casi siempre el seudónimo cazabobos, sus colaboraciones aparecieron en medios tan importantes como: el Diario de la Marina, La Prensa, La Discusión, La Lucha, etc. y en los semanarios Gráfico, La Política Cómica y La Semana, de los cuales fue fundador.
Robreño murió en La Habana un 11 de marzo de 1957.