
La costumbre de celebrar durante todo el año “el día mundial” puede llevar a algunos a menospreciar la importancia de alertas que buscan ayudar y a crear conciencia.
Hoy mismo es el Día Mundial del Riñón y determinadas personas lo ven como algo “de poca monta”, cuando en realidad resulta una conmemoración de inmensa trascendencia.
Cuando en 2006 la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF), junto a otras organizaciones de salud, favorecieron la instauración de esta fecha, lo hicieron para llamar la atención sobre una realidad contundente: el 10 por ciento de la población en el mundo sufre de alguna enfermedad renal crónica.
Desde entonces el segundo jueves de cada mes de marzo vivimos el Día Mundial del Riñón, del que ciertos sujetos se burlaron en principio, aunque hoy la tendencia es a verlo con mayor seriedad.
Lo peor en nuestro escenario, como señalan algunas páginas especializadas, está en el hecho de que miles y miles de enfermos “no suelen darse cuenta hasta que el problema ya se encuentra bastante avanzado y los únicos caminos que les quedan por transitar son la diálisis o un trasplante de riñón”.
¡Cuántas historias tremendas en salas de hemodiálisis hemos escuchado a lo largo de los años! ¡Cuántas personas se fueron de este mundo en plena juventud por haber padecido una enfermedad renal!
Los riñones, dicho está, filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre, que posteriormente son expulsados en la orina. Por eso, cuando el padecimiento renal llega a una etapa avanzada los desechos suelen acumularse en el cuerpo; entonces las consecuencias son nefastas porque aparecen desde náuseas, vómitos y pérdida de apetito, hasta problemas de sueño y trastornos mentales, pasando por calambres, hinchazón en los pies y presión arterial alta.
Vale remarcar que varios factores conllevarían a aumentar el riesgo de la enfermedad renal crónica, entre estos se encuentran: la diabetes, la presión arterial alta, los padecimientos del corazón, el tabaquismo y la obesidad.
“Muchas personas se descuidan, no toman abundante líquido, no prestan atención a su dieta, tampoco se miden la tensión arterial ni saben su nivel de creatinina en sangre. Estos malos hábitos pueden repercutir fatalmente en el organismo”, dice Gisela Vázquez, especialista en Medicina General Integral que labora en el policlínico bayamés 13 de Marzo, institución que, como otras de la provincia Granma, se ha proyectado realizar pesquisas, fomentar charlas educativas, promover hábitos saludables, entre otras acciones para celebrar el Día Mundial del Riñón.
En todo caso, siempre será vital no darle la espalda a una conmemoración como esta y seguir las recomendaciones de los expertos, que incluyen: conservar el cuerpo en la mejor forma física, monitorear la presión arterial, comer saludablemente, mantener el peso corporal bajo control, tomar constantemente líquidos saludables, no fumar y decirle NO al alcoholismo.
Si nuestros riñones están saludables, nuestra vida será mejor; ellos salvan. Esta verdad habrá que defenderla siempre, y no solo los segundos jueves de cada mes de marzo.