
Durante horas de excavación en su añeja máquina, Armando Alberto Paredes se aferra a lo que él considera el tesoro de la vida.
Operador de máquina de perforación en Recursos Hidráulicos, lleva más de 37 años ejerciendo el oficio:
“Era muy joven y un vecino del barrio me embulló. Recuerdo que me llevaba a los lugares donde se desarrollaba la labor, hasta que descubrí que eso era lo que quería hacer. Comencé como ayudante y hoy soy perforador.
“El trabajo consiste, primero, en hacer un pozo guía manualmente, y luego, con la barrena de la máquina perforadora empieza la excavación. Es algo interesante, curioso, pero a la vez te invade una sensación de incertidumbre, porque este trabajo depende de cálculos acertados”, explica.
Añade que aunque la actividad requiere de entrega, bajo el intenso calor o la incesante lluvia, alejados de la familia y la vida social, no hay reparos para enfrentar las complejas situaciones que entraña la tarea.
CIENCIA Y ARTE
“Descubrir dónde hay agua es, a la vez, una ciencia y un arte”, refiere José Almaguer Domínguez, quien, desde 1981, labora en este oficio.
“Es difícil desprenderse de este trabajo, aunque el almanaque señale el tiempo fijado para darle un adiós a lo que me he dedicado por tantos años.
“He trabajado en Sancti Spíritus, Cienfuegos, Matanzas, Santa Clara, La Habana, Guantánamo y aquí en Granma llevo más de 20 años”, alude el holguinero de nacimiento.
Almaguer Domínguez destaca por sus conocimientos sobre la especialidad, estudiada en la antigua Checoslovaquia, aprendizaje que materializó en tierras africanas.
“En África, construir pozos era un acontecimiento, la vista se me perdía en el desierto, de ver tanta gente con tanques en la cabeza, en cola, para acceder al agua, y nos miraban con una mezcla de asombro y alegría, por el gran descubrimiento.
“Aquí he participado en la construcción de pozos en todos los municipios, pero de significación en Tranquera, Cauto Cristo, que fue de 130 metros de profundidad; pasamos trabajo día y noche, porque en los inicios hubo que perforar con camisa metálica 80 metros y de ahí para abajo la profundidad requerida. También, me viene a la mente otro en el año 2011, en Cayo Redondo, Manzanillo, que hubo que encamisar, desde el inicio, hasta la profundidad de 150 metros”, recuerda.
Cuando describe la actividad, la expresión de su mirada delata el amor y el respeto hacia la profesión.
“Todo el que pasa por aquí se enamora, a pesar de que trabajamos en condiciones difíciles; la tarea de perforar tiene sus encantos y atractivos. Cuando no encontramos agua, nos entristecemos, porque son jornadas tediosas, dormir enfrentando dificultades, pero esas condiciones no amilanan la voluntad hidráulica.
“El primer paso es encontrar dónde se hará el pozo, labor de la Empresa de proyectos hidráulicos, encargada de la localización geológica. Después se emplaza la máquina perforadora a percusión, con cable de procedencia española, traída a Cuba en la década de los años 80 del siglo precedente, aunque tenemos una de los años 40.
“El proceso siguiente es el golpeteo y movimiento de la barrena percutora, la cual gira acompañada del cable, lo que perfora y da forma al pozo, luego una cubeta recoge el sedimento.
Apunta que la zona del Cauto es difícil de perforar, porque ocurren derrumbes; por tanto, incorporan una camisa de hierro para evitarlo.
GRANMA, PUNTERA EN EL PAÍS
“Para construir un pozo se necesita tener ciertas habilidades naturales que no se estudian en academias, es un don que no todas las personas tienen, al tiempo que se va perfeccionando con el conocimiento y la experiencia.
“Encontramos perforadores que en sus antecedentes familiares han ejercido ese oficio y es una aptitud que van transmitiendo de generación en generación”, expresa Susel Castañeda Rufo, directora de la Empresa nacional de perforación y construcción de pozos.
Explica que con 35 años de creada la entidad, solamente en el país existen tres UEB derivada de la oficina central: Artemisa, Camagüey y Granma.

“De las tres unidades, la de esta provincia es la más integral del país. Esta tropa es muy sacrificada, a pesar de la escasez de recursos para trabajar; por ejemplo, requerimos de acero, no se está importando, pero aplicamos, para sustituir este material importante, las alternativas e ideas novedosas de los foros de ciencia y técnica, donde la UEB es puntera en las innovaciones”, destaca Castañeda Rufo, oriunda de Bayamo.
Expresa que en el país existen nueve zonas integrales y 16 brigadas que ejecutan los servicios de perforación, construcción y mantenimiento solicitados por los clientes.
Añade que los planes de producción responden a las necesidades de la nación, involucrándose de esta forma con el extenso programa y proyectos llevado a cabo por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, con el fin garantizar el abasto de agua a las ciudades que dependen del recurso subterráneo, asimismo, llevarlo a las comunidades rurales y regadíos.
AMOR Y RESPETO A LA PROFESIÓN
Karelia Milanés García es una mujer que con su afabilidad ha sabido ganarse la admiración y el respeto de sus más de 20 trabajadores.

“Tenía 27 años cuando llegué a la Empresa de perforación de pozos y hoy soy la directora de esta unidad y la segunda mujer que lidera este grupo en el país.
“Alejada de mi familia, me uno al sacrificio de mis compañeros, no desde el confort de una oficina, sino en el terreno, pasando las mismas vicisitudes y problemas que requiere la tarea”, apunta Karelia, quien resultó ser cuadro destacado en el 2024.
Por su accionar, la empresa fue seleccionada, el año pasado, mejor a nivel nacional, condición que ostenta por dos períodos consecutivos.
“En lo que va del 2025 hemos hecho tres pozos, cifra que se suma a la lista de siete mil 700, tanto a personas naturales como jurídicas.
“Recientemente, terminamos uno en la Región Militar Granma, y hoy estamos enfrascados en un pozo de 30 metros de profundidad en Medilip, expresa Milanés García, quien junto a sus compañeros celebró, este 22 de marzo, el Día mundial del agua.
