Eubelia es sencilla como una flor. Con su aroma de ternura perfuma cada rincón del espacio que lustra hace más de 15 años. La hermosura de su vejez abraza a los hombres y mujeres cuya vorágine sustenta desde el pedazo de tierra llamado Manzanillo, como fuerza dirigente superior.

“Soy la más vieja -dice con el orgullo oculto tras el hablar tembloroso, por el temor a las cámaras. Sí, la de más años, y ellos son mis muchachos, con el respeto que merecen y que ganan a diario”.

Las energías de sus 72 años inundan el segundo y tercer nivel del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la ciudad costera, donde ha ganado la mejor de las medallas: el cariño  de sus compañeros, por el mérito de la perseverancia aún después de jubilarse, “porque le soy útil a ellos y a la Revolución”.

“Soy auxiliar; pero he pasado por otros puestos, sobre todo en la cocina porque me gusta cocinar. Siempre estoy trabajando al servicio de otros, siempre ayudando para que el tiempo que estén aquí se sientan como en casa”.

Su tono cadencioso, como de madre que aconseja, estremece mientras dice: “y todos me quieren, los muchachos son como si fueran mis hijos. Entre ellos he aprendido a sentirlos y tratarlos como familia”.

La mirada clara y ahogada en lágrimas de emoción, las manos y piel longevas marcadas por las huellas del tiempo, son más elocuentes que sus palabras. “Somos muy humanos y eso es bueno, porque es un aliento, una muestra de que estamos en el camino correcto”.

“Así aprendimos todos, y especialmente yo, de Nilda Lamela. Esa gran mujer nos enseñó que el ejemplo es mejor que exigir, que el respeto y la disciplina son muy valiosos, que ayudar y servir satisfacen más que recibir”.

“Y aquí estoy”, con casi cuatro décadas de trabajo, jubilada y reincorporada, dice Eubelia Mojena Mendoza. Lo agradecen los rincones brillosos en pulcritud, las plantas alegres en su verdor, los dirigentes y funcionarios a quienes ella llama “muchachos” con la satisfacción de conocerles y ser parte de la familia del Partido Comunista de Cuba en Manzanillo.

“Desde que comencé a trabajar me esfuerzo para hacerlo cada día mejor, y a mis 72 años lo sigo haciendo con cariño y esmero”. De ello emana la ejemplaridad de la manzanillera Eubelia. Su fragancia se nombran experiencia y virtud.