Historias detrás de un coloso solar (+fotos e infografía)

El municipio costero de Niquero se alista para inaugurar el Parque Solar Fotovoltaico (PSF) Juan Pérez II, segundo de Granma en sincronizar al Sistema  Eléctrico Nacional (SEN), y noveno en el país.
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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 19 abril, 2025 |
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Yunia Arias Ramos/Foto Frank Fonseca Espinosa

En el corazón de Niquero, donde la tierra guarda el salitre de generaciones y las raíces de los manglares se entrelazan con añejas historias de pescadores, nació Yunia Arias Ramos. Su vida, como los cables que hoy ensamblan en el PSF Juan Pérez II, de esa comunidad, se ha tejido entre la resistencia del metal y la luz despiadada del sol caribeño.

Cada mañana, antes de que el alba rompa en colores, Yunia ajusta su sombrero y monta su bicicleta. Siete kilómetros de camino polvoriento separan su casa, en Guaimaral, del parque. No obstante, ella pedalea con la determinación de quien carga más que su propio peso: la esperanza de un pueblo que anhela el brillo de las luminarias sin interrupciones.

Bajo un sol implacable, fija estructuras metálicas, junto a un equipo de hombres jóvenes. Es la única mujer en la brigada, un dato que nadie pasa por alto. “¿Y esa jabá podrá con las vigas?”, murmuraban al principio. Ella respondía con hechos, cargando paneles sobre los hombros, cruzando zanjas inundadas por lluvias recientes, riendo fuerte entre las bromas de sus compañeros.

Quienes la ven ajustar el cableado se dan cuenta de que las manos no tienen género. A su lado pedalea Roberto, su esposo, con quien comparte no solo el camino al trabajo, sino también ocho años de complicidad. Juntos desmontaron generadores en su antiguo empleo y ahora unen fuerzas para erigir paneles solares.

La obra se alza como un coloso en construcción. Cuando las lluvias desbordan las zanjas, Yunia teje pasarelas con tablones y cuando el sol abrasa, subiendo la temperatura hasta 40 grados, se refugia en su overol azul y su sombrero de yarey, en busca de sombra y alivio.

SAVIA JOVEN

Sobre aquella planicie matizada de una arcilla violácea, Saúl Sablón Mora, avanza con una mochila repleta de herramientas. A sus 20 años y graduado hace tres como técnico de nivel medio en Automatización, llegó a la Empresa de Tecnología de la Informática y la Automática (ATI), en Santiago de Cuba, con el objetivo de aprender a desentrañar manuales e instalar sistemas de alarmas y detección de incendios.

Saúl Sablón Mora/Foto Frank Fonseca Espinosa

Debutó en este oficio con los proyectos de Miramar y Felton. Recuerda vívidamente el día en que arribó a ATI, aún inexperto e inseguro ante un panel de control. Aprendió a luchar con circuitos caprichosos y a descifrar el lenguaje de los sensores, guiado por colegas más experimentados.

Las jornadas en Juan Pérez II son intensas, pero a él no le desagradan. Sabe que cada esfuerzo representa una lección valiosa que le permitirá adquirir nuevas habilidades.

“Se siente bien el apoyo de experiencias, porque te ayudan a seguir un camino. Este es mi segundo montaje y todavía tengo dudas en algunas cosas, pero ahora mismo estoy trabajando solo. En el primer montaje de este tipo no sabía qué hacer, pero ya estoy más cómodo”, refiere Sablón Mora.

Por las noches, la voz de su abuela lo abriga desde la distancia: “¿Y comes bien, mi’jo?”. Saúl, sentado en su habitación, asiente con palabras y responde con promesas de volver pronto para calmar la nostalgia de la octogenaria señora.

Hoy, mientras ajusta la última conexión en el sistema de alarmas, siente el orgullo de un trabajo que salva vidas. Piensa en Santiago de Cuba, en el terco carácter que heredó de esa tierra, que le enseñó que hasta el hierro se dobla con paciencia, y en la experiencia que se lleva del trabajo en equipo.

Juan Pérez II es un hervidero de actividades: Copextel se encarga de la instalación del cable 2×240, que conecta las cajas concentradoras con los inversores y asegura la conexión de la corriente directa. Mientras, obreros del Ministerio de la Construcción edifican garitas, aceras y retocan las bases de los inversores.

Operarios de Etecsa instalan el cable de fibra óptica, en tanto, especialistas y técnicos de la Empresa de Servicios de Seguridad Integral se enfocan en el aterrizaje de las mesas, proceso crucial para desviar corrientes parásitas -como altos voltajes o descargas eléctricas hacia la tierra, y evitar cortocircuitos en los paneles y los inversores.

El JUAN PÉREZ II

Quienes trabajaron en La Sabana atestiguan las complejidades del terreno en la localidad niquereña. Casi tres mil pilotes no lograron hincarse, a pesar de los estudios geológicos, lo que obligó a barrenar y a aplicar otra tecnología.

Trabajadores de Etecsa en las instalaciones del cable de fibra óptica del nuevo PSF/Foto Frank Fonseca Espinosa

Además, la hierba en esta área crece rápidamente, lo que requiere un sistema de mantenimiento constante.

“Con una extensión de 23 hectáreas y una capacidad de generación de 21.8 megavatios (MW), este proyecto enclavado aproximadamente a unos seis kilómetros de la cabecera municipal, registra un avance físico del 97 por ciento y un 95 en el montaje tecnológico”, confirmó el ingeniero Ariel Ovidio Álvarez Suárez, director de la Unidad empresarial de base Fuentes Renovables de Energía, de la Empresa Eléctrica Granma.

Actualmente, se ejecuta el montaje del Sistema Automático de Detección de Incendios, la interconexión de los inversores que transformarán la energía de corriente directa en alterna; la instalación de los contenedores de servicio y la construcción de la línea de interconexión al SEN, con la llegada inminente de postes y cables.

 

Álvarez Suárez destacó que ya se completó el montaje de los 42 mil 588 paneles solares, las cajas concentradoras, la red de media tensión y el cableado de fibra óptica.

Desde el punto de vista civil, se ultiman detalles en los fosos oleosos, filtros, aceras, tapado de zanjas y protocolos de prueba, para garantizar la operatividad.

Juan Pérez II -parte del plan de generación distribuida del país- generará energía suficiente para cubrir más de cinco veces la demanda máxima de Niquero (3-4 MW en horas pico).

Joel Castillo Arista, director de la UEB Niquero, precisa, entre los beneficios de este PSF, la generación de empleo, especialmente para las comunidades cercanas, además, representa una nueva fuente de generación independiente del diésel y el fuel oil.

“Si bien el parque aportará energía al SEN, ante alguna contingencia o afectación, podría, en isla, abastecer a Niquero y a otras localidades, como Pilón, Media Luna y Campechuela”, subrayó Castillo Arista.

Sobre el impacto para Granma, amplía Ariel Ovidio Álvarez Suárez: “A nivel provincial, junto al ya operativo parque solar La Sabana, radicado en Bayamo, contribuirá a suplir alrededor del 30 por ciento de la demanda energética de Granma (42 MW de 120 MW en horarios pico).

“Posteriormente, con la entrada del PSF Camilo Cienfuegos, de Río Cauto, se cubriría el 50 por ciento de la demanda del mediodía, y con la terminación de El Recreo, de Manzanillo, el 70 por ciento, a finales de 2025”.

Según reportes del diario Granma, hasta la fecha han sincronizado al SEN ocho parques de 21,8 MW: Escuela de Enfermería, del Cotorro, en La Habana; Alcalde Mayor, en Abreu, Cienfuegos; La Sabana, en Granma; Mango Dulce, en Artemisa; Remedios, en Villa Clara; La Corúa, en Holguín; Jovellanos, en Matanzas, y Ciego Norte, en Ciego de Ávila.

EPÍLOGO

Al caer la tarde, cuando el Astro Rey se desploma en el horizonte, Yunia regresa a casa en su bicicleta. Lleva en su sombrero las huellas del día. Es consciente de que cuando el parque despierte, pocos recordarán el peso de las vigas o el barro de las zanjas, pero en cada bombilla que ilumine una mesa familiar, en cada ventilador que mitigue el calor de agosto, persistirá el eco de su lucha: la de una mujer que convirtió la luz en oficio y el orgullo en legado.

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