
No había cumplido los 25 años cuando se enroló en aquella empresa temeraria: el asalto al Palacio Presidencial, en la capital cubana.
Entonces, este manzanillero de cuna, llamado José Machado Rodríguez, y que casi todos conocían como Machadito, estuvo entre los pocos que logró subir al segundo piso de “la madriguera”, desde donde entabló tremendo combate con los soldados.
Aun así consiguió escapar herido en un muslo de aquella acción protagonizada por el Directorio Revolucionario (DR) contra Fulgencio Batista, el 13 de marzo de 1957.
Los historiadores han contado que él, sangrando, cubrió la retirada de sus compañeros, gracias al uso intensivo de una ametralladora. Si eso no bastara, se percató de que su amigo Juan Pedro Carbó no había salido del Palacio y retornó para rescatarlo.
A partir de ahí su vida devino un calvario, aunque resistió con estoicismo cada prueba. Pasó 38 días tratando de escapar de una feroz persecución hasta que el 20 de abril, por una delación, es encontrado en el edificio 7, apartamento 201, de la calle Humboldt, por los sicarios de Esteban Ventura Novo. Junto a él se encontraban José (Joe) Westbroook Rosales, Juan Pedro Carbó Serviá y el recién nombrado Secretario General del DR Fructuoso Rodríguez Pérez.
Carbó y Joe resultaron masacrados en el interior del edificio, mientras Machadito y Fructuoso se lanzaron por una ventana de una altura de unos seis metros y cayeron en el pasillo de una agencia automovilística.
El Secretario del Directorio quedó inconsciente y Machadito con ambos tobillos fracturados. Intentaba pararse desesperadamente y no lo conseguía. “Un trabajador de la agencia acudió a buscar la llave del candado de la reja que cerraba el pasillo, para abrirla y ayudar a los jóvenes revolucionarios, pero los policías llegaron”, explica la enciclopedia cubana Ecured.
Machadito, tirado en el suelo, vio cómo se abalanzaban sobre ambos. “No disparen, que estamos desarmados”, suplicó en ese momento. Los esbirros respondieron con una lluvia de plomo sobre ambos cuerpos.
Así, a grandes rasgos, se narra el episodio de Humboldt 7. No obstante, en una fecha como esta, valdría la pena recordar que Machadito era un joven que usaba bromas, practicaba deportes y había hecho mil sacrificios para llegar a la capital, donde terminó el bachillerato e ingresó, luego, a la Universidad, específicamente a la carrera de Admistración Pública, de la facultad de Ciencias Sociales.
Había nacido en la Ciudad del Golfo, el 19 de septiembre de 1932. Tuvo una infancia muy compleja pues sus padres eran pobres y realizaron incontables esfuerzos para que pudiera asistir a la escuela.
Por esa estrechez económica emigró a La Habana y allí se desempeñó en numerosos oficios, mientras alternaba esas labores con las aulas.
En la Universidad, se convirtió en un personaje popular por practicar fútbol rugby, deporte en el que brillaba. También jugaba béisbol, disciplina en la que también se desempeñaba con soltura.
Junto a Carbó Serviá pasó a ser escolta de José Antonio Echevarría, líder entonces del DR. Participó en protestas y algunos actos temerarios, como el célebre enfrentamiento a la policía del 2 de diciembre de 1955, en el que varios uniformados terminaron heridos.
Fue en verdad un valiente, una palabra que a veces se usa sin medirla. Fue un mártir, del que deberíamos hablar mucho más.