
Manzanillo.- La historia de los desfiles por el Día Internacional de los Trabajadores en Manzanillo, urbe costera de la suroriental provincia Granma, es tan rica como el amplio movimiento obrero que se gestó en esta porción cubana desde finales de la segunda década del siglo XX.
Los antecedentes de la efervescente actividad proletaria se remontan a la creación en Manzanillo de la primera célula del Partido Comunista en 1925, por Argimiro Pacheco, y otras figuras que posteriormente se incorporan, cuya influencia política y organizativa hizo posible la recuperación de la Federación Obrera de la urbe, como paso inicial de un programa donde la lucha por la unidad, los derechos y el protagonismo de la clase asalariada conduciría al propósito independentista frente al poder neocolonial.
Al escenario marcado por la privación de derechos relativos a los salarios, precios, la realidad social, y otras cuestiones económicas, se unieron las ideas políticas que instaron al levantamiento de la clase obrera por un objetivo único, con propósito antifeudal y antimperialista.
El primero de los desfiles con carácter político de la época se efectuó en el año 1930 y partió del Gremio de Tabaqueros, edificación levantada por este sector también con Argimiro Pacheco como presidente; local que sirvió de acogida y testigo de la planificación de las acciones que en defensa de sus intereses realizaban todos los trabajadores de clase pobre de la región.
Del edificio devenido en el único Museo de Luchas Obreras del país, Monumento Nacional que se localiza en la calle Purísima esquina a Maceo del territorio manzanillero, partió la manifestación hasta el parque Bertot; y aunque hubo represalias de las fuerzas machadistas, señaló la decisión del pueblo de exigir la reivindicación .
Demandas como Salario o trabajo, ¡Pan, tierra y libertad!, que se enarbolaban en concentraciones y a través del amplio movimiento huelguístico, trascendieron del marcó local y se nutrieron con la radicalización del pensamiento de los más humildes habitantes de la región.
Los gremios de mayor fuerza y participación fueron los zapateros, tabaqueros, portuarios, que incorporaron paulatinamente a las protestas los intereses y la fuerza de los pescadores, madereros, planchadores, ferroviarios, azucareros, campesinos, lecheros, limpiabotas, empleadas domésticas, panaderos, de los aserríos y la fábrica de hielo, y la totalidad de voces que padecían la explotación del gobierno machadista.
Gran influencia ejercieron en esta etapa de organización la sindicalización de los gremios, a partir de los que surgieron los Sindicatos de zapateros, de estibadores Fraternidad del Puerto, de Oficios Varios, el primer Sindicato Regional de Obreros Azucareros.
También aportaron a este impulso o actividad revolucionaria múltiples organizaciones nacientes que pusieron su empeño en encauzar el movimiento obrero y su lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida, ente ellas citemos el Comité Distrital del Partido Comunista, la Federación Sindical Regional de Manzanillo, la Unión Radical de Mujeres, la Liga Juvenil Comunista, de pioneros, núcleos de la Liga Antimperialista de Cuba, el Ala Izquierda Estudiantil (AIE) y el Comité de Desocupados.
Indiscutiblemente, el legado de Agustín Martín Veloz, a partir de los estudios de las obras de Marx y Engels, y de grandes figuras que trascendieron al ámbito nacional por su liderazgo comunista y obrero como Blas Roca Calderío y Francisco Rosales Benítez, Paquito, y el poeta Manuel Navarro Luna, entre la intelectualidad, consolidó el prestigio de las acciones combativas del movimiento obrero de la ciudad del Golfo de Guacanayabo.
El triunfo revolucionario de enero de 1959 cambió las razones para salir a las calles, levantar pancartas y gritar consignas. De gestas emancipadoras, los desfiles y manifestaciones se convirtieron en ratificación del compromiso con la defensa de la conquista socialista e independentista.
Hoy se escribe un nuevo capítulo de la historia proletaria cuya voz es crear juntos por Cuba.