“Somos empresa y pueblo”

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Por Denia Fleitas Rosales | 7 mayo, 2025 |
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FOTO/ Denia Fleitas

Cuando Gualgerto Rosabal Rodríguez habla de su colectivo pareciera que cuenta la historia de una familia que en toda circunstancia permanece unida para sustentarse. Le cuesta contar de sí mismo, pero no hay límites para hablar del compromiso con la fábrica donde ha echado raíces de utilidad.

“Es una satisfacción y privilegio haber estado en tantos períodos, buenos y malos, y en los que nuestra empresa ha permanecido en la puntera”, comenta a sabiendas de que “aún en momentos más difíciles, como el tiempo de COVID-19, Alumec no se cerró. Ni en el período especial. En varias ocasiones si hemos tenido interrupciones a causas de la materia prima; sin embargo, retuvimos la fuerza laboral hasta su retorno a la producción”.

Las casi cinco décadas de quehacer veloz para cumplir con las normas y pactos comerciales en la Empresa de Laminación Mecánica Oriente José Luis Tassende de las Muñecas de Manzanillo le han otorgado el convencimiento de que “más que un centro de trabajo, es un lugar para dar nuestro aporte a la sociedad y al país.

“Del mismo modo en que se invierte en la formación de nuestros trabajadores, porque un obrero calificado no se hace en un día; también nosotros lo hacemos con el tiempo y dedicación por la familia y la economía cubana.

“Las nuestras son máquinas herramientas muy complejas y de muchos años de explotación, por eso mantener a los más experimentados y sus conocimientos es un baluarte. Hoy, gracias a esa sapiencia, nosotros no tenemos miedo de enfrentar cualquier plan productivo. Tenemos la fuerza calificada y el refuerzo en la tropa joven que comienza a crecer”.

Recuerda aquel 1979 cuando se inició en el mundo de la metalurgia como ayudante general, incluso a cada uno de los que entonces le dieron de beber de su maestría. “En mí tienen los más jóvenes un apoyo, porque una vez yo estuve en su lugar. Ya pasé por esa etapa en la que nos desprendemos de nosotros mismos y queremos comernos al mundo, y muchos hasta lo logran, si se les permite.

“Ese impulso lo tuve, cuando en mi juventud decidí no estancarme. De ayudante general en la producción me seguí superando, calificando. Me hice soldador, y trabajé unos veinte años en esa especialidad cuando hacíamos las tuberías para los sistemas de riego.

“La decisión de seguir entre estos talleres que se convirtieron en mi casa me permitió, luego del cambio del objeto social de la fábrica, convertirme en operario de las máquinas conformadoras tanto de las tuberías como de los perfiles”.

Entre el ruido de las herramientas y los metales tomando formas de persianas y puertas, adquirió una nueva habilidad. “Aprendí  las tareas de construcción de muebles metálicos y hoy soy carpintero A en la carpintería de aluminio. Ya tengo acumulados otros casi 25 años haciendo estos muebles.

“Si los sumamos sobrepasan los 45 años de trabajo. Así que esos jóvenes de hoy, más que el futuro, son el presente con la responsabilidad de aportar al alcance de los 65 millones de pesos en plan de venta para el actual 2025”.

Aunque no estuvo entre los fundadores de la otrora fábrica fundada por el Comandante Fidel Castro Ruz, el 28 de julio de 1977, “siento que estoy en una perenne obligación de salvar la dignidad de este lugar que abrió sus puertas con la presencia de ese gigante, del cual aprendimos a permanecer en total imperativo con la economía y el avance del país.

“Seguimos su paradigmática vida para acometer los retos que imponen las actuales circunstancias en el orden de los insumos y materias primas, y que demanda la sociedad, para trabajar de forma cooperada con los nuevos actores de la economía y lograr encadenamientos productivos, en pos de la eficiencia de nuestra empresa estatal”.

Al frente de las tareas sindicales de las ocho secciones de la entidad, Gualberto se ha convertido en ejemplo para los 193 hombres y mujeres del colectivo. También los 15 jubilados que siguen afiliados al Sindicato de trabajadores metalúrgicos y de la industria reconocen en este manzanillero el carácter de un líder, cuya principal enseñanza es la consagración al trabajo y el sentido de pertenencia a Alumec.

“Nosotros tenemos que aprovechar las materias primas al máximo, ser custodios para que no se escape por otras vías; porque junto a la entrega del componente humano, es la base de la rentabilidad empresarial,  y el sustento de quienes trabajamos aquí y nuestros hogares.

“Pero especialmente es lo que propicia que se generen recursos tan necesarios para el manzanillero y el resto de los cubanos, como aseguramiento del confort  de sus viviendas y de los locales que se acondicionan con las piezas elaboradas en la industria”.

Rosabal Rodríguez es la evidencia del existir apegado al deber. En el afán de aportar convierte el yo del singular en la primera persona del plural. “Nosotros mismos generamos y recibimos el beneficio de la productividad, porque somos empresa y pueblo a la vez”.

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