Niceto se convirtió en faro de los campesinos

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 16 mayo, 2025 |
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Hace 79 años a los hombres que asesinaron a Niceto Pérez no le temblaron las manos aquel 17 mayo de 1946 en la zona realenga El Vínculo, en Guantánamo, región del oriente cubano.

Oponerse a entregar las 0,8 caballerías de tierra en la cual laboraba para el sustento familiar fue la causa por la que los matones acabaran con su vida.

Quitaban la vida a un hombre que luchaba con ahínco para salir de la miseria que padecían miles de campesinos maltratados por los gobiernos de turno que se sucedían en Cuba.

Frente a las provocaciones de los terratenientes Niceto respondía categóricamente: “Para quitarme la tierra, hay que matarme”.

Lino Mancebo y su pandilla cumplían la promesa hecha un día cuando le dejaron un mensaje…  “Díganle a Niceto que lo vamos a picotear, como a sus viandas”.

El 17 de mayo de 1946 lo balearon mientras guataqueaba el platanal en compañía de su hijo de siete años de edad. Pero Niceto tendría vida suficiente para revelar a su esposa la identidad de sus victimarios.

¡Los Mancebo y la Rural me han matado…dijo antes de acabarse.

Era una época en que los campesinos no eran dueños  de la tierra que trabajaban y los obreros agrícolas solo laboraban una parte del año, sumándole a eso que la mayoría eran analfabetos.

Además las condiciones de las viviendas eran deplorables, sin servicio sanitario, piso de tierra y muy pocos disfrutaban la electricidad.

El sepelio de Niceto se convirtió en un acto de rebeldía, nada amilanó las fuerzas para continuar la lucha en defensa de sus intereses.

Nada impidió que los pobres extendieran sus proclamas a otros territorios como Realengo 18 y el Valle de Caujerí.

Niceto no pudo ver concretado su sueño, sin embargo su espíritu moral y su odio al chantaje y a las amenazas latifundistas las dejó impregnadas en cada uno de sus semejantes.

Trece años después de aquel crimen, en La Plata, Sierra Maestra, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz firmó la Primera Ley de Reforma Agraria, allí expresó …  “Nosotros entendemos que esta Ley inicia una etapa enteramente nueva en nuestra vida económica y que un esplendoroso porvenir espera a nuestra patria si nos dedicamos a trabajar todos con el mayor ahínco”.

Se hacía realidad lo prometido en el Programa del Moncada de entregar la tierra a sus verdaderos dueños: los campesinos cubanos.

Y en 1961 se constituyó la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), organización que agrupa a los campesinos del país y representa sus intereses en lo económico, político y social.

Era este el mejor reconocimiento a la memoria de Niceto Pérez. La tierra fue entregada a miles de familias campesinas.

Niceto, símbolo del campesinado cubano, se convirtió en faro para los hombres del campo.

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