Varios son los hombres de otras nacionalidades que prestaron su servicio a Cuba durante las guerras de independencia, entre ellos el polaco Carlos Roloff.
Llegó a Cuba a mediados de 1865 y comenzó a trabajar en una casa de comercio de Caibarién en Las Villas.
Con el paso del tiempo va perdiendo los vínculos con la tierra que lo vio nacer, de manera rápida se inscribe en la lucha que libraban los cubanos cuando se alzaron el 10 de octubre de 1868 en La Demajagua y se incorpora el 6 de febrero de 1869 en el potrero Ochoa, cerca de Villa Clara.
Al día siguiente los villareños lo proclamaron jefe del Ejército Mambí de Las Villas, con grado de mayor general del Ejército Libertador cubano durante las guerras contra España, pues conocía muy bien el arte militar de pelear.
Lucha al pie de Carlos Manuel de Céspedes y participa en varios combates.
En agosto de 1869 regresó a Las Villas para asumir el mando total del territorio; pero la carencia de municiones lo obligó a retornar a Camagüey.
En 1872 se dirigió nuevamente a las provincias de Camagüey y Oriente, donde estuvo bajo las órdenes de los mayores generales Ignacio Agramonte y Modesto Díaz, respectivamente.
En 1878 se dirigió a Nueva York, donde fue elegido tesorero del Comité Revolucionario Cubano, y en 1879 asumió la secretaría.
GUERRA CHIQUITA
Participó en la organización de la Guerra Chiquita y controló las vías de enlace entre los revolucionarios del interior de la Isla con los del exterior. Permanece varios años en Panamá y Honduras.
Regresó a Estados Unidos, por órdenes de José Martí donde fue uno de los fundadores del Partido Revolucionario Cubano, colaborador del Plan de la Fernandina, y firmó la orden de alzamiento en Cuba para el 24 de febrero de 1895.
CONTIENDA DEL 95
Desembarca en julio de 1895 por la costa sur de Sancti Spiritu. Es nombrado jefe interino de las fuerzas en La Villas. Luego en la Asamblea de Jimaguayú, es designado secretario de guerra y dos años más tarde inspector general.
POSGUERRA
Cuando la intervención estadounidense en el conflicto hispano – cubano siente aplastada su dignidad de patriota y expresa su inconformidad…” Se me hace muy duro creer que los americanos al fin procedan de manera tan bastarda, pero en realidad los síntomas no son buenos, pues estamos colocados en tal situación que como dice el adagio español no somos ni cidra ni limonada, ni nada”.
SALUD
Quebrantada su salud, fallece un 17 de mayo de 1907 víctima de arterioesclerosis, hace 118 años, en su casa de Guanabacoa. Se le rinden honores y en inhumado en el cementerio de Colón.