
Islenis Tamayo Aguilar era un manojo de nervios cuando irrumpió vestida de coneja en el salón de clases. La expresividad de las tres profesoras que fungían como tribunal simuló la de los niños a quienes educará a partir de septiembre la joven niquereña. El saludo tierno, la invitación al viaje y la clase siguieron luego con la fluidez de un día feliz en el que se hacen realidad los sueños.
“Me gusta trabajar con los niños pequeños, por eso decidí formarme como maestra de Primera Infancia. Hoy aprenderemos juntos sobre los conejos, y nada mejor para motivarlos que explotar la creatividad de un disfraz y la virtud que tienen ellos de aprender jugando”. Así dijo, instantes antes de entrar a defender el ejercicio de culminación de estudios como Maestra en la Escuela Pedagógica Celia Sánchez Manduley de Manzanillo.
Similar tensión experimentaron sus 326 compañeros del cuarto año de la institución, procedentes de los siete municipios de la región del Guacanayabo en la oriental provincia de Granma. Todos sintieron esa mezcla de incertidumbre y el deseo de hacerlo excelente al realizar la actividad para cerrar su formación como técnicos medios en las especialidades de Primera Infancia, Educación Primaria, Educación Especial, Maestro de Inglés para la Enseñanza Primaria, y las materias de Matemática, Física y Química de la Enseñanza Media.
Los rostros pintados, las manos cargadas de medios de enseñanzas, el pensamiento absorto en los fundamentos y principios que durante cuatro cursos aprendieron entre las aulas y el tránsito por las prácticas laborales, reflejan la ofrenda a una vocación que es sementera para la forja de hombres.
“El ejercicio cierra un proceso educativo que incluye los siete elementos básicos para evaluar la calidad del estudiante. El cumplimiento de los deberes escolares, el aprendizaje de forma general, la participación en sociedades científicas, concursos de conocimientos y en el movimiento de monitores, la práctica laboral docente y este examen como su cúspide, explica el profesor José Manuel Ruiz Delgado, subdirector docente de la institución..
“Como actividad integradora esta permite constatar sus habilidades y capacidades en relación con la dirección del proceso educativo en cualquiera de sus contextos, a establecer comunicación con sus estudiantes como garantes de la continuidad de la política del Estado, para comunicar, persuadir, instruir, formar; y la resolución de problemas profesionales relacionados con el aprendizaje”.
Con la mirada y oídos atentos de un tribunal y sus familias, el aspirante convierte al pizarrón y sus medios en aliados para educar. En 20 minutos la conjugación de las funciones docente-metodológica, de orientación educativa y la investigación, promueven el interés cognoscitivo y conocimientos, con los cuales dejarán huellas imborrables en sus futuros educandos.
EL TRINOMIO
Una dosis extra de sensibilidad anima a la joven de 19 años Arletis Figueredo Milán, quien egresa como maestra de Educación Especial. En la escuela Vietnam Heroico del municipio de Niquero un grupo de pequeñines que conoció durante sus prácticas preprofesionales la esperan.
“Les llevaré todo lo hermoso que aprendí en estos cuatro años junto a los profesores. Estoy deseosa de comenzar. Los niños con necesidades educativas especiales precisan mayor atención y apoyo, y lo haré por y con mucho amor. De inmediato también quiero comenzar la licenciatura en la Universidad de Granma, aunque lleve un sacrificio superior; porque es un privilegio que tenemos para seguir superándonos como profesionales de la educación”.
Los profesores, incluidos los 33 másteres en Ciencias y 27 especialistas principales, que evalúan como tribunales, coinciden en que el ejercicio ha cifrado su éxito “en la preparación de los estudiantes, y en la confianza y seguridad que les hemos ofrecido para que defiendan su propuesta con elegancia, profesionalidad y la alegría que caracteriza a un buen educador”.
“Es el resultado de un trinomio alumno-escuela-familia, pero nos satisface constatar que ha sido satisfactorio el trabajo con ellos, por la calidad de sus defensas”, valora la Máster en Ciencias de la Educación Suanis Brizuela Licea.
A pesar de ser parte de esa generación que cursó estudios secundarios en tiempos de pandemia, y de los incesantes imprevistos ocasionados por la situación electroenergética, el grupo de jóvenes llega a la meta. Aylene Verdecia Torres, madre de una de las egresadas del municipio de Pilón, asegura que “es un día importante y un orgullo que haya llegado hasta el final. Es una victoria y una alegría inmensa verle cerrar los estudios, y con un Excelente, para que ya como profesional, trabaje y ponga en práctica la sabiduría y que le sirva para sustentar al bebé que viene en camino”.
“Todos los criterios derivan en el reconocimiento del profesor como modelo del proceso de aprendizaje, aptos ya para enfrentarse a un aula y aplicar los principios del Tercer Perfeccionamiento de la Enseñanza, que ya emplearon desde sus planificaciones”, destaca la profesora de Didáctica y Comunicación Tatiana González Martínez.
Aquellos muchachos que salieron en septiembre de 2022 de sus hogares y barrios como estudiantes, con uniformes blancos y azules, regresan convertidos en maestros de la octava graduación de la Escuela Pedagógica Celia Sánchez de Manzanillo.
Su paso amplía el historial de la institución de la cual han egresado dos mil 161 estudiantes en siete especialidades desde su vuelta a la función formadora de maestros en 2016, y que en el curso anterior incorporó a su currículo la especialidad de Biología.
“El reto de ellos es llevar la luz de la enseñanza a esa escuela intrincada donde le esperan con ansias, cerca de sus casas; a parajes recónditos como Minas de Frío, en Bartolomé Masó, El Plátano, en Pilón, Belic en Niquero, Cinco Palmas, en Media Luna, Cienaguilla, en Campechuela, Cayo Espino, en Manzanillo”, comenta Carlos Manuel Vázquez Mendoza, secretario docente.
PRIMERA EN EFICIENCIA
En el casi concluido curso escolar 2024-2025 la Escuela Pedagógica Celia Sánchez Manduley, de Manzanillo, nuevamente abre caminos en la oscuridad del desconocimiento. Los logros de su claustro de 166 docentes, incluidos los 18 que se ocupan de la labor educativa frente a los más de 800 alumnos de régimen interno, reafirman la calidad de sus prestaciones.
Resultados en los indicadores de eficiencia de tránsito por el ciclo de los cuatro cursos, por encima del 95 por ciento, el ingreso y culminación del primer año con cifras superiores al 99; y la calidad, constatada por las evaluaciones y rendimientos académicos, mayores al 92 por ciento, comenta el director Enmanuel Leyva Verdecia, la ubican en el primer lugar a nivel nacional entre las 29 escuelas de su tipo en el país.
“Nos complace saber que somos formadores de formadores y que, como ellos han demostrado, tienen preparación. Desde que se reabrió con el nombre de Celia, por las necesidades objetivas en 2016, se honra aquella idea fundadora de 1976.
“Este será el tercer año de forma consecutiva que estaremos en el primer lugar nacional”, pero especialmente permanecerán en la cúspide del agradecimiento de jóvenes como Virgen, Arletis e Islenis, a quienes formaron como maestras, que es hacerlas creadoras.