Alfredo López, conocido líder sindical y secretario general de la Federación Obrera de La Habana (FOH) catalogado por muchos como un hombre de gran valor y capacidad para unir a las masas, desapareció el 20 de julio de 1926, hace 99 años por órdenes de Gerardo Machado por el peligro que representaba para la corrupta sociedad de aquella época.
Sus compañeros le pedían que se cuidara, a lo que simplemente respondía: “Luchar por lo que uno cree, porque nuestros sueños se hagan realidad, eso vale más que la vida”.
Desde pequeño tuvo que enfrentar las penurias de aquella época donde el gobierno respondía intereses de los gobiernos sátrapas.
Viaja a La Habana en busca de mejores oportunidades. Encuentra trabajo en una imprenta y allí poco a poco va adquiriendo conocimientos que lo convierten en un eficiente operario.
Hombre recto y de complexión fuerte, honesto, decidido que fue adquiriendo responsabilidades que le permiten ser admirado por sus compañeros que lo eligen en 1913 como vocal de la Asociación de Tipógrafos en general.
En 1919 dirige una huelga que reclamaba el aumento salarial. Ese día los capitalinos no recibieron periódicos. Como resultado de ello el presidente Mario García Menocal interviene y la petición de los obreros es concedida.
Participa en el congreso obrero de la Habana en 1920 donde se reunieron unas 102 organizaciones de todo el país donde se aprobaron acciones contra la carestía de la vida y la creación de una central sindical nacional que garantizara la unidad de la clase obrera cubana.
El 4 de octubre de 1921, se funda la Federación Obrera de La Habana (FOH) que significó un importante avance en el desarrollo de la conciencia revolucionaria del movimiento obrero cubano. Y en agosto de 1925 se constituyó la primera Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC).
A la tiranía de Gerardo Machado no le convenía el desempeño revolucionario de Alfredo López y lo encarcelan junto a Julio Antonio Mella y Carlos Baliño acusándolos de terroristas.
El 20 de julio de 1926 Alfredo desapareció, varios policías lo arrinconaron y le dieron bastonazos hasta dejarlo inconsciente. Lo subieron en un auto y nunca se vio.
A la caída de Machado, jóvenes miembros del Directorio Estudiantil Universitario hurgaron las costados del Castillo de Atares buscando fosas comunes donde podían hallar restos humanos.
Encontraron un cráneo destruido por un golpe en la parte posterior derecha.
Después un detallado análisis un diario de la época reflejó… “el hecho de que se conservara la dentadura completa permitió identificar la víctima. Se trataba de Alfredo López”.
Alfredo López fue catalogado como un hombre de gran valor y capacidad para unir a las masas, incluso algunos llegaron a llamarlo “el hombre de la unidad”.