Rompamos transparencias y construiremos futuro

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Por Eugenio Pérez Almarales | 12 agosto, 2025 |
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FOTO / Rafael Martínez Arias

Estoy convencido de que en el pueblo está la fuerza para hacer avanzar al país, pero es preciso salirse de las rutinas dañinas, muchas de las cuales existen de facto, es decir, son prácticas no sustentadas ni reconocidas por la ley o por normas oficiales, pero ahí están, con su efecto retrógrado, retardatario, de lastre.

En este y otros espacios, incluidos los físicos, hemos advertido, por ejemplo, de la conveniencia de resucitar soluciones de otros tiempos, incluso más difíciles que los actuales, cuando se probaron en la práctica, que es el criterio de la verdad, como señala el marxismo-leninismo; sin embargo, los responsables de asumirlos, no escuchan, no leen, no cambian. Y “responsables” son todos los que a cualquier nivel pueden y deben hacer.

Tomemos para el análisis áreas clave para el bienestar del pueblo: la producción de alimentos y la fabricación de materiales de la construcción.

Más de una vez nos hemos referido a la viabilidad de producir aceite, de girasol o de ajonjolí (también puede lograrse a partir de corojo, coco…) con métodos artesanales y equipamiento elemental; a decir verdad, algunos tomaron la sugerencia y les ha ido bien, pero es necesario organizar el movimiento productivo.

Sabemos que la producción de azúcar ha descendido sostenidamente, que recuperar la industria no es cosa de coser y cantar; al mismo tiempo, personas optimistas y emprendedoras de Buey Arriba, buscaron posturas de estevia (edulcorante natural) en el occidente del país, propusimos multiplicarla, de manera que llegara pronto al resto de los municipios, de ahí a los consejos populares, a las circunscripciones, zonas de los CDR… hasta que cada familia tuviera dos o tres plantas que les garantice endulzar el café, el té, hacer una limonada…, pero tampoco se logra.

Sabemos que una manera ágil de disponer de fuentes de proteína es impulsar la acuicultura popular; Granma tiene centros de alevinaje, la Empresa de granos Fernando Echenique ha conseguido alentadores resultados con la cría de peces en áreas arroceras, lo que demuestra (si hiciera falta más demostraciones) que vale la pena.

En la década de 1990 vi, en Guantánamo, familias que criaban tencas en huecos abiertos en sus patios; y en la República Dominicana, donde existe amplio acceso a la pesca marítima, prosperan los criadores de tilapia en patios y azoteas, de donde se sirven para su consumo familiar y hasta para abastecer sus restaurantes.

También en la tierra del Guaso, en aquellos tiempos de período especial, caminé sembradíos de amaranto (familia del bledo), planta con alrededor del 20 por ciento de proteína, aminoácidos esenciales, grasas saludables, vitaminas, libre de gluten…, útil para humanos y animales, que mucho bien haría cultivar.

El acceso a materiales de construcción al alcance de los bolsillos de la mayoría es un sueño para quienes no viven en una casa adecuada y deben dedicar sus ingresos económicos a lo vital; pero podrían despertar, si de verdad se aprovecharan las potencialidades locales.

Puede ser si se recuperaran las caleras que desaparecieron e hicieran otras (piedra caliza hay, en Jiguaní y Guisa, sobre todo); si se multiplicaran los tejares; si resucitara la cantera de zeolita de Buey Arriba, si se aprovechara la ceniza de bagazo para hacer cemento romano; si se extendiera la producción de áridos a partir de las llamadas piedras de potrero y el reciclaje de escombros. Las tiendas para la venta de materiales pueden estar surtidas siempre.

Como el sociólogo y filósofo chileno Rafael Echeverría, en su libro Ontología del lenguaje, creo que la comunicación debe generar acción, no solo describir realidades, sino contribuir a cambiarlas; las transparencias, eso que no vemos porque no nos detenemos a enjuiciarlo, debemos estremecerlo, transformarlo.

Y se puede. Hagamos que funcionen los órganos colegiados; las asambleas municipales del Poder Popular deben ser parlamentos locales, donde los delegados, representantes de sus vecinos, sean protagonistas, lleven ideas, exijan acción, a partir de aprovechar lo que sí tenemos: impulsen la producción de aceite vegetal, de proteínas de pescado, chivos, carneros, conejos…- de materiales de la construcción, y de cuanto no dependa de la voluntad de quienes nos bloquean desde hace más de seis décadas.

Las asambleas de trabajadores, con sus dirigentes sindicales liderando los procesos, pueden aportar mucho: que se impulse la producción agroalimentaria en cada centro con posibilidades reales de desarrollar áreas de autoabastecimiento, que renazcan movimientos como aquel del Sindicato de la Construcción, de comedores Modelo.

Los Comités de Defensa de la Revolución, las delegaciones y bloques de la Federación de Mujeres Cubanas, los consejos populares, las direcciones de la Agricultura, de Comunales (que puede hacer viveros y vender las posturas a precios justos)… apoyen el fomento de las plantas de estevia, para que la familia no dependa de comprar azúcar a precios exagerados.

Es esta solo una invitación a no hacer siempre lo mismo, sobre todo cuando los resultados no son buenos; transformar la realidad requiere no solo de voluntad, sino, también, de organización y acción, desde la base.

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