
Revertir los pobres resultados de las últimas cosechas, constituye el primer desafío de los caficultores granmenses, cuando ya están a las puertas del inicio de la zafra 2025-2026.
El desarrollo de esta producción parte de transformar, de manera gradual, la situación financiera empresarial para erradicar pérdidas y otras dificultades, entre ellas la insuficiente contratación y el desvío del alimento, lo cual ha dañado el buen desempeño de la actividad en estos años.
Las acciones que reportan las actuales empresas municipales agroforestal, con el propósito de su recuperación, no admiten más dilación en el compromiso de alcanzar el crecimiento productivo, hacerlo con eficiencia económica y el máximo de calidad en el grano.
Exige de un fortalecimiento de las comisiones de la zafra, a nivel de municipio y bases, potenciar la incorporación a la recolección de la fuerza de trabajo interna y la participación popular, donde sea posible, junto a la búsqueda de alternativas para enfrentar las limitaciones con la adquisición de algunos insumos.
Ha de ser una cosecha compleja que precisa de labor intencionada en la ejecución de las tareas y la adopción de medidas que aseguren los volúmenes y la calidad del grano, desde el acopio en el campo y traslado, teniendo en cuenta el estado técnico de los camiones e insuficiente disponibilidad de combustible, además del deterioro de los viales.
Aplicar todas las variantes para que el café se beneficie en el primer escalón del proceso, además de disponer de las suficientes arrias de mulos, programa este del que depende también el progreso integral de las zonas del Plan Turquino.
Asimismo, resulta decisivo impulsar el plan de siembra en el que no puede faltar el empleo de buenas prácticas agrícolas y el manejo ecológico con el uso de abonos orgánicos y la conservación de la biodiversidad en las fincas, esenciales para mantener un ecosistema saludable, lo que a su vez favorecerá el imprescindible crecimiento en los rendimientos del cultivo.
La provincia cuenta con más de nueve mil hectáreas destinadas a producir el grano, en cuatro empresas, de ellas tres agroforestales y una integral Agropecuaria, con 172 unidades y seis granjas del Ejercito Juvenil del Trabajo; el 74 por ciento de la producción está en el sector cooperativo y campesino.