Cada día, el esfuerzo personal de Banier Vertín González Oliva se impone ante los retos y enseñanzas en las labores de su finca.
Es un joven de 20 años que nació en el municipio de Jiguaní, donde vive. Hijo de campesinos, su familia le inculcó amor por el campo y no dudó en regresar a sus orígenes, cuando concluyó el Servicio Militar Activo; y las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio de la Agricultura le brindaron la posibilidad de adquirir tierras en usufructo.

González Oliva siente orgullo porque trabaja en las mismas tierras que lo vieron crecer. Y agradece esta opción de empleo que le abrió el camino del retorno, además de aprender que la producción de alimentos es una tarea vital, cuestión de seguridad nacional.
Desde hace varios meses, para Banier Vertín el sol sale bien temprano. El amanecer muestra colores y sonidos peculiares, que lo acompañan en su andar, desde María Teresa, lugar de residencia, hasta La Luisa, distante a cinco kilómetros de allí.
Usufructuario vinculado a la Empresa pecuaria 14 de Junio recibió las tierras deficientemente explotadas, hace aproximadamente dos años, tras licenciarse en la Brigada de la Frontera Orden Antonio Maceo, de Guantánamo, unidad perteneciente al Ejército Oriental.
En el intercambio con La Demajagua destacó la rapidez en los trámites documentales, para obtener el terreno y su interés de poder construir una vivienda, en áreas de la finca, tal como fija la Resolución Conjunta aprobada por ambos Ministerios.
Señaló el gran esfuerzo que ha realizado, con medios propios, la contribución de la empresa y de campesinos vecinos, estos últimos cuentan con yuntas de bueyes, para preparar y sembrar las 7.88 hectáreas con cultivos varios, entre ellos, maíz, yuca, tomate, calabaza y melón en las más recientes campañas.
Ha tenido que levantar cercas, chapear malezas y enfrentar las afectaciones de la intensa sequía con el traslado del agua en tanques, para el riego de las plantaciones, siempre presto a continuar adelante, sin detenerse, frente a las dificultades.
De sus primeros frutos productivos y de la aspiración de formar una familia, junto a la esposa Milena Orozco Quesada, manifestó el optimismo de quien sin estar satisfecho aún con lo alcanzado, anhela triunfar en un proyecto de vida digno y ejemplar.
¨Ante todo se requiere de un gran esfuerzo en momentos difíciles, por la falta de recursos, pero los cultivos van saliendo con el compromiso de hacer producir la tierra.¨
El también militante de la Unión de Jóvenes Comunistas consideró que trabajar en el campo es la mejor manera, de defender la Patria, todos los días.
Otro jiguanisero que decidió convertirse en agricultor es Geisel Carrazana Leiva, quien con sus 21 años, sueña desde la tierra, en una actividad que no le resulta ajena, desde la niñez, y refiere que la materializa con mucha intensidad en cada jornada..

¨Me enteré de la posibilidad de recibir la tierra cuando estaba en el Unidad Militar en el proceso de inserción laboral e inicie los trámites de solicitud la que me otorgaron, una vez terminado el servicio militar.
¨Hace dos años que comencé aquí y todo estaba infestado de un marabú intenso, el que desbrocé con hacha, pico y machete, para plantar las primeras hectáreas¨, expresó Carrazana Leiva.
Reconoce las enseñanzas del padre Nilver Carrazana, el abuelo Fidel Sierra y de otros vecinos, quienes les han estado apoyando para levantar la finca y una modesta vivienda que comparte con su compañera en la vida, Yamisel García Vázquez.
Hoy, está asociado a la Cooperativa de créditos y servicios Miguel Calvo, cuenta con cuatro hectáreas en la que crece el maíz, la yuca y calabaza, además de una yunta de buey y la crianza de varios animales de corral, entre los que sobresalen las gallinas y los cerdos.
Ambos jóvenes coincidieron en lo difícil que resulta el trabajo agrícola, cuando el esfuerzo va más allá de lo decible y para avanzar en sus objetivos sacaron fuerzas escondidas de no saben dónde, pero al final, son recompensados.
Este programa se apoya en la Política Económica y Social del Partido y la Revolución y en el Plan de Desarrollo Económico del país hasta el 2030, los cuales ordenan priorizar la adopción de medidas que incentiven la incorporación y permanencia de los más bisoños al sector agroproductivo, y en particular favorecer la entrega de tierras en usufructo gratuito como forma de empleo.