Romañach en la visualidad cubana

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 7 octubre, 2025 |
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Leopoldo Romañach Guillén. reconocido pintor y profesor  cubano, nació el 7 de octubre de 1862, en el poblado de Sierra Morena (Corralillo), provincia de Villa Clara.

Su primer contacto con el mundo de las bellas artes tuvo lugar primeramente en Barcelona, durante su época de estudiante, cuando el Director del plantel donde estudiaba lo llevó a visitar una exposición del artista catalán Fortuny.

Posteriormente, en Nueva York, tiene oportunidad de contemplar los cuadros de célebres maestros de la antigüedad en el Museo Metropolitan, el que visita repetidas veces y donde observa la técnica de diversas obras de arte y aprende a establecer distinciones entre una y otra.

Luego de varios meses en Estados Unidos regresó al poblado de Caibarién, donde radicaba su progenitor, quien mantenía la ilusión de que se dedicara al comercio.

Con ese propósito lo envió a La Habana, con 400 tercios de tabaco en rama para venderlos, pero el joven Leopoldo aprovechó su estancia en la capital para visitar al maestro Miguel Melero, director de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, y suplicarle que lo dejara asistir a las clases de colorido, por lo que se despreocupó de la encomienda del padre y eso trajo como consecuencia que sus relaciones se enfriaran.

Con esos conocimientos, Leopoldo sentía crecer el gusto por la pintura. Matricula en la escuela en el curso académico 1885-1886. Obtiene notas de sobresaliente y matrícula gratis en las clases de Dibujo Elemental, y aprovechado en las de Antiguo Griego.

Cuando volvió a su pueblo, don Francisco Ducassi, un amigo aficionado al arte pictórico, nieto de los marqueses de Casalaiglesia, Caballero del Santo Sepulcro, lo alentó en sus pretensiones de continuar y, desde su plaza de administrador de la Aduana de la localidad, influyó, junto al periodista Bácaro, para que la Diputación de Santa Clara le otorgase a Romañach una beca que le permitiera estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Roma, en Italia.

Allí fue alumno de los pintores españoles Francisco Pradilla y Enrique Serra, y del eminente maestro Filippo Prosperi, director del plantel.

A este periodo de su labor artística pertenecen los cuadros “Nido de Miseria,” que actualmente se exhibe en el Ateneo de Santa Clara, en Cuba, y “La Convaleciente”, perdida al hundirse el barco que la devolvía a la Isla tras ser premiada con medalla de oro en 1904, durante la Exposición Internacional de San Luis, en Estados Unidos.

Una vez terminada la contienda independentista y de regreso en Cuba, le es ofrecida la dirección de San Alejandro, pero Romañach declina este honor modestamente ocupando el 20 de febrero de 1900 la cátedra de Colorido.

El artista recibió otros galardones, como la Medalla de Plata en la Exposición de Buffalo, en 1904; Medalla de Oro en Charleston; primer premio en La Habana, en 1912; en Panamá en 1915 y en Sevilla en 1929. Condecorado por el Gobierno cubano con la Gran Cruz de la Orden de Céspedes en 1950, fue un activo miembro de las principales instituciones mediadoras del arte. Por la calidad de sus obras, Leopoldo Romañach es considerado uno de los pintores que inicia la transición a la pintura moderna en Cuba.

Leopoldo Romañach Guillén falleció en La Habana el 10 de septiembre de 1951.

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