Un niño que hizo realidad su sueño

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Por Granma | 8 octubre, 2025 |
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FOTO/ Concacaf

Karel Pérez viste un número célebre, el 5, el de Zinedine Zidane. Con ese dorsal, y el gafete de capitán en su brazo, materializa los sueños de muchos niños cubanos que juegan al fútbol en cualquier calle, esquina o parque. Salido del intrincado municipio santiaguero de Tercer Frente, hoy lidera la selección nacional Sub-20.

Jugador del Gil Vicente, en la primera división portuguesa, sus orígenes fueron en nuestras calles. «Vivía cerca de una cancha e iba todas las tardes. Un día me ve un entrenador, y me unió al grupo que tenía. Fui a los distintos torneos provinciales, hasta que entré en la eide, en octavo grado», rememora.

El fútbol es su vida. Sin embargo, ama el deporte, y tuvo un idilio con el beisbol, en el que también se destacó. Mas, en ese duelo de pasiones nacionales, la del más universal fue superior.

«Salía de la escuela directo a jugar. Me embullé por el FC Barcelona. Era el equipo que más sonaba en mi barrio», recuerda.

En las canchas dejó grandes huellas desde temprano. Fue su talento el que lo llevó a debutar con la selección absoluta a los 16 años.

De aquella época guarda con cariño lo logrado con su municipio. «Aún conservo la foto de la vez que ganamos el tercer lugar en un Campeonato Provincial. Fue la primera ocasión que lo hacía Tercer Frente».

DE SANTIAGO DE CUBA A BARCELOS

«En un futuro me veo jugando en el Chelsea», confiesa.

Pero su camino hacia el sueño de jugar en Stamford Bridge comenzó en Costa Rica. Allí, el club Alajuelense se interesó en sus servicios, tras verle en acción durante su primer evento Sub-20.

La agencia InterStar Deporte, que ha representado a jugadores como Jordi Alba, lo captó y gestionó su contrato con su actual club. Por ello, su estancia en suelo tico duró seis meses.

«Eso fue después de un torneo en México. Me provocó mucha ilusión», cuenta sobre su llegada a Barcelos, ciudad sede su nueva aventura desde enero del año pasado.

Karel es plantilla del Gil Vicente portugués, aunque está de préstamo en el Vianense en la actual campaña. «Te enseñan a trabajar en equipo e individual. Fue un cambio muy grande, que me permitió llegar hasta aquí».

«Creo que si en Cuba hubiesen más posibilidades, sería un país top en Concacaf. Por ejemplo, nosotros jugamos el Premundial a puro corazón, y ganamos», explica.

–¿Qué representa ser capitán del equipo Cuba?

«Ser un líder es complicado. Son 22 cabezas diferentes, y mi función es que piensen igual. Te ayuda a crecerte dentro y fuera de la cancha».

Karel es el que más corre, grita y suda la camiseta, y también, el que llora y da puñetazos contra el césped tras el histórico empate contra Italia, porque también es el que más siente las emociones de un equipo, colectivo y afición que los siguió en su camino mundialista.

Karel encabezó al elenco de Cuba en su segunda Copa Mundial de Fútbol Sub-20. En tierras chilenas, el balance fue de dos derrotas y un empate. Más que eso, lideró a una escuadra que despertó la ilusión de un pueblo.

En sus cruzadas por Europa, su corazón nunca abandonó su Patria. «Siempre quise jugar por Cuba. Lo que pueda aprender en el mundo es para brindárselo a mi país», aseguró.

Los dirigidos por Pedro Pablo Pereira fueron ubicados en el dificilísimo grupo d junto a Italia, Argentina y Australia.

«El sorteo lo vi en mi casa. Cuando se acabó, nos llamamos grupalmente, y nuestra primera reacción fue reírnos. Tendríamos la oportunidad de jugar contra los mejores», rememora

«Tenemos por ritual, antes de los partidos, concentrarnos en una habitación, y nos desahogamos. Liberamos la tensión, y al otro día todo sale muy bien en la cancha», dijo.

«Siempre que llegamos a la selección, tenemos por costumbre quitarnos la mentalidad de los clubes», argumenta.

Cuba, que fue una de las grandes sorpresas del certamen, fue definida por su capitán: «La virtud de este equipo es la garra. Somos aguerridos y fuertes físicamente, y en las ligas profesionales hemos madurado», expuso.

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