
Conocido por el descubrimiento de la nitrocelulosa, en 1840 el químico germano-suizo Christian Friedrich Schönbein consiguió crear, durante un experimento, una descarga eléctrica silenciosa dentro de un tubo a través del cual fluía aire.
El resultado fue la aparición de un destello de color violeta que, por segundos, pasó a tener una tonalidad azul muy intensa, al tiempo que un olor penetrante se propagó en el interior del laboratorio.
Schönbein denominó al gas descubierto por él como ozono, palabra proveniente del término griego Ozein, que significa oler. Hoy se conoce que esa sustancia constituye una variedad inestable del oxígeno, compuesta por tres átomos, en lugar de dos. Su fórmula química es O3.
PRIMERAS APLICACIONES
Debido al alto valor germicida y fungicida que se le comprobó desde un inicio, en los finales del siglo xix y principios del xx, el ozono empezó a utilizarse en diferentes países europeos para la desinfección de aguas y la esterilización de material quirúrgico.
Es justo mencionar que fue el médico alemán Lender, quien en 1870 realizó la primera publicación conocida sobre los beneficios del gas azul en las indicaciones mencionadas.
Otro antecedente significativo ocurrió en la localidad de Ousbaden, Holanda, al instalarse allí la primera planta destinada a la desinfección y potabilización de aguas para el consumo humano y residuales, basada en el uso de ese agente químico.
Hoy, el ozono está considerado por la Organización Mundial de la Salud (oms), entre los desinfectantes más eficientes contra todo tipo de microorganismos.
Según estudiosos del tema, la primera constancia bibliográfica documentada sobre su empleo en la Medicina data de la Primera Guerra Mundial, cuando entre los años 1915 y 1918, el doctor Hans Wolff, cirujano de los servicios médicos del ejército alemán, promovió la aplicación del O3 en hospitales de campaña para tratar heridas, fracturas abiertas, gangrena y úlceras por presión.
Varias décadas después y avalado por el conocimiento científico, la ozonoterapia expandió su abanico de uso en diferentes especialidades médicas en muchas naciones del orbe.
EXPERIENCIA CUBANA
Desde la primera mitad de la década de los años 70 de la pasada centuria, Cuba empezó a incursionar en esta línea investigativa, al gestarse, en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (cnic), lo que tiempo después sería el primer grupo de ozono en el país, cuya misión inicial consistió en validar las propiedades y usos terapéuticos del llamado gas azul.
En un principio, las aplicaciones empezaron por la purificación del agua para consumo humano, a partir del empleo de equipos generadores del O3, diseñados y construidos en esa emblemática institución de la ciencia cubana, donde también se elaboran productos ozonizados con fines farmacéuticos y cosmetológicos.
Ya en 1987, el profesor Orfilio Peláez Molina lo introduce en el servicio de oftalmología del capitalino hospital Salvador Allende, dentro del esquema terapéutico diseñado para la retinosis pigmentaria, enfermedad degenerativa que afecta la calidad visual y de vida de las personas que la padecen, y figura entre las causas de ceguera en el mundo.
Sobre el tema, la doctora Raisa Hernández Baguer, actual jefa del referido servicio, dijo a Granma que, según los estudios realizados en Cuba, el uso sistemático de la ozonoterapia en los estadíos tempranos de esta enfermedad, que no es solo una dolencia puramente ocular al estar acompañada de afectaciones de otros órganos y síndromes, mejora el flujo vascular y el metabolismo del oxígeno.
De manera favorable actúa, además, sobre el estrés oxidativo y la resistencia periférica en la circulación retiniana, que logra que los pacientes conserven el campo visual por tiempo más prolongado, mientras el progreso evolutivo del padecimiento se enlentece de manera significativa. Lo anterior propicia la inserción de los enfermos en el plano laboral y social.
La doctora Hernández Baguer destacó que, en el último lustro, la labor investigativa del centro especializado en la atención a las personas con retinosis pigmentaria de las provincias de La Habana, Mayabeque, Artemisa y el municipio especial Isla de la Juventud, que radica en el propio hospital Salvador Allende, ha fortalecido su trabajo con la colaboración del departamento de Investigaciones Farmacológicas del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (ipk) y el Instituto de Farmacia y Alimentos de la Universidad de La Habana.
Vale mencionar que el Instituto de Angiología, ubicado en ese recinto médico, fue de igual modo pionero en el uso del ozono con fines terapéuticos, durante la década de los años 80 del pasado siglo.
Incluida en la lista de las diez modalidades de la Medicina Natural y Tradicional reconocidas en Cuba por el Ministerio de Salud Pública (Minsap), la ozonoterapia es utilizada hoy como tratamiento complementario coadyuvante en un abanico de especialidades médicas a lo largo del país.
Entra ellas figuran, por ejemplo, la Ortopedia, Geriatría, Reumatología, Oncología, Neurología, Dermatología, Ginecología y Obstetricia, Cardiología, Neumología, y Medicina Física y Rehabilitación.
El profesor Osmani Rodríguez Lajonchere, traumatólogo del Centro de Ortopedia Regenerativa en Atención Primaria de Salud, ponderó los favorables resultados del empleo de la ozonoterapia en ese servicio para tratar las hernias discales en sus diferentes localizaciones, con alivio significativo del dolor y mejora en la calidad de vida.
También estamos utilizando el ozono en infiltraciones intraarticulares con efectos muy beneficiosos, en aquellos pacientes oncológicos que no pueden recibir el plasma rico en plaquetas, aseveró.
Durante la pandemia de la covid-19, se hizo en la Mayor de las Antillas un ensayo clínico con el empleo de la ozonoterapia por vía rectal en personas positivas al coronavirus, cuyas conclusiones mostraron que un alto porciento de ellas, negativizó a los pocos días de iniciado el tratamiento.
Las proyecciones sobre la ozonoterapia en Cuba contemplan fortalecer la actividad investigativa en esta modalidad, dar respuesta a las demandas planteadas por el Sistema Nacional de Salud y garantizar la sostenibilidad del equipamiento instalado.