Buenos Aires .-(PL) Luego de tres conciertos de Silvio Rodríguez en Argentina que resultaron más bien reuniones íntimas entre el cantautor cubano y un público ávido del reencuentro queda hoy la nostalgia, el deseo por más, el afecto renovado.
Por tercera ocasión un repleto Movistar Arena de Buenos Aires con unas 15 mil almas vivió anoche un momento mágico con un Silvio ya con su voz recuperada que cantó y cantó durante dos horas y media, repitió sus clásicos inolvidables y nuevas composiciones.
Fue otro encuentro que quedará para la memoria. El cantautor cubano dice adiós a la Argentina, y guitarra a cuesta ahora acompañado por la agrupación de excelentes músicos Trovarroco sigue su andar por Sudamérica. Ahora toca Perú y después Colombia.
A los músicos también se les debe mencionar: Rachid López y Maikel Elizarde (guitarra y tres), junto a Niurka González (flauta y clarinete), Oliver Valdés (batería y percusión), Jorge Reyes (contrabajo), Jorge Aragón (piano) y Emilio Vega (vibráfono).
“El concierto fue muy significativo, fueron cerca de dos horas y media, con la voz ya impecable. Como las partes más emocionantes cabe mencionar que recordó que este martes 22 es precisamente el día del centenario de la salsera cubana Celia Cruz, lo cual generó un gran aplauso de reconocimiento”, describió para Prensa Latina el periodista y fotoreportero Kaloian Santos Cabrera.
Los tres conciertos alimentaron la añoranza; en el público las cabezas asentían, hubo caricias y miradas cómplices, un coro gigantesco acompañó al cantor, hubo aplausos de pie, lágrimas afloraron en muchos rostros y una bandera cubana flotó al aire.
De eso último se encargaron dos jóvenes nacidas mucho después que Silvio pisara por primera vez la tierra de Martín Fierro en abril de 1984; la esgrimían saltando emocionadas; una nueva generación enamorada de sus canciones que pasan de abuelos a hijos a nietos.
En sus dos primeras presentaciones los días 11 y 12 una severa afección gripal le opacó su voz pero no las ganas de cantar. Luego de una escala en Montevideo, Uruguay, donde brindó dos recitales (17 y 18), regresó a Buenos Aires para su tercera presentación en plenitud de forma.
Vale mencionar: Silvio no olvida, y en sus conciertos en el Antel Arena de Montevideo rindió honor a figuras uruguayas como Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Daniel Viglietti y Alfredo Zitarrosa, a quienes dedicó la canción «Noche sin fin y mar».
En Buenos Aires la afinidad entre trovador y público fue total. “Será porque hacía tiempo que al cubano no se lo veía por acá (la última vez fue hace siete años), será porque el repertorio evitó estructuras y convenciones de lo que ‘hay que tocar’ y lo que no; o quizás, porque el devenir de este presente, vuelve imprescindible la necesidad de una comunión entre pares. Que sin edad, ni religión, y con banderas, piensan, sienten, viven, y se entienden con una mirada”, escribió el crítico musical Guillermo Courau para el diario La Nación.
En su escala argentina, Silvio, entre otras actividades, se encontró con la expresidenta Cristina Fernández quien lo recibió fraternalmente en su departamento donde cumple una injusta prisión domiciliaria; viajó hasta el partido bonaerense de Morón donde visitó un centro cultural para niños y adolescentes en un barrio vulnerable.
Paralelamente, la flautista y clarinetista Niurka González –también su esposa- impartió una clase magistral de más de cinco horas en un conservatorio porteño para jovencitas estudiantes de flauta.
Una de ellas, Natalia, quien viajó desde Mendoza invitada a participar, compartió con Prensa Latina que “fue una oportunidad tremenda; todavía estoy emocionada y muy agradecida. Fue un encuentro hermoso, gestionado por nuestras maestras, gracias a la educación pública; fue un momento de mucho aprendizaje y mucha emoción”, describió la joven. Silvio parte de Argentina y deja en la gente que lo quiere, admira y adora su obra un sabor renovado, y el deseo por disfrutarlo otra vez.