Camilo figura legendaria

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 28 octubre, 2025 |
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Coraje, valentía, devoción por la Patria y la Revolución, extraordinario sentido de la hermandad y amistad identifican al guerrillero excepcional y paradigma del Ejército Rebelde, afirmaba la heroína Vilma Espín, al hablar de Camilo Cienfuegos.

De extracción humilde muy pronto comprendió la situación que vivía Cuba, por eso viajó a la ciudad de Nueva York en busca de mejores oportunidades.

En 1954, se vincula a la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, gobernante de turno, y fichado por los órganos represivos de la misma tiene que salir del país. En los Estados Unidos se integra a la oposición revolucionaria en el exilio.

Conoce en México de los planes que se gestaban para venir a Cuba y consigue contacto con Fidel siendo uno de los últimos elegidos para integrar la nómina de la expedición del yate Granma. Desembarca el 2 de diciembre de 1956 por Playa Las Coloradas en la región oriental de Cuba.

Recibe su bautismo de fuego junto a sus compañeros en Alegría de Pío el 5 de diciembre de 1956.

El valor y la inteligencia de Camilo quedó demostrado con el ataque a la planta eléctrica, una posición enemiga en la ciudad de Bayamo y el cerco por numerosas unidades militares del monte La Estrella.

En 1958, es ascendido por Fidel Castro al grado de Comandante, y designado para dirigir la Columna No 2 Antonio Maceo, con el propósito de llevar la invasión hasta Occidente.

El 23 de diciembre de 1958, completa el cerco sobre la ciudad de Yaguajay y comienza el combate que se extenderá hasta el 31 de diciembre. Momento decisivo que acelera la caída de Santa Clara y la fuga del tirano Fulgencio Batista.

Recibe de Fidel la orden de avanzar con su columna y tomar el Campamento Militar de Columbia, sede del Estado Mayor del Ejército de la tiranía. Entra en el mismo el 2 de enero de 1959 y recibe la rendición de las tropas allí congregadas. Tres días más tarde asume por orden del propio Fidel el cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde.

Su último discurso, lo articula el 26 de octubre de 1959, en el Palacio Presidencial y constituye un llamamiento a la unidad, la confianza en Fidel y en la Revolución, que había dado al traste el Primero de enero.

El 28 de octubre, luego de destruir un complot contrarrevolucionario en Camagüey, dirigido por Hubert Matos, al dirigirse en avión hacia La Habana, desapareció sin tenerse nunca más noticias de su paradero.

Amigo inseparable de Che Guevara, Camilo tuvo el privilegio de recibir altos elogios de este. Fue él quien le puso el apelativo de El Señor de la Vanguardia, en reconocimiento al arrojo impetuoso de quien consideraba su hermano de armas.

“Camilo fue el compañero de cien batallas, – expresó de él, – , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa… Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer.”

El Comandante en Jefe Fidel Castro dijo del Héroe de Yaguajay: “no tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo”.

Camilo hizo un llamado a los pueblos latinoamericanos para unirse consciente de que esto permitiría la soberanía e independencia de los intereses imperialistas señalando que…

Los enemigos de la Revolución quieren enfrentarnos a los distintos países de América para tener un pretexto para invadirnos o atacarnos. Nosotros tenemos que evitar de todas formas ese conflicto. (…) Pero esta Revolución tiene algo grande. Esta Revolución ha enseñado a los hombres de América cómo se debe luchar para derrocar a esas tiranías que hoy están bañando en sangre a esos países hermanos. Esos países cuentan con nuestra simpatía, porque ellos están hoy como estuvo nuestra patria hasta el 31 de diciembre.

Camilo hoy te levantas gigante en los pueblos de América Latina, hoy tu pensamiento nos guía y nos fortalece en hacer el bien y unirnos en cada combate para mantener viva la revolución que forjaste.

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