Rafael María de Mendive paradigma de la enseñanza cubana

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 24 noviembre, 2025 |
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El destacado intelectual cubano Rafael María de Mendive, falleció el 24 de noviembre de 1886 en La Habana, hace 139 años.

Huérfano de padres desde muy pequeño, tuvo que recibir apoyo de su hermano mayor, gracias al cual pudo estudiar derecho y aprender varios idiomas.

Un hombre comprometido con la causa liberadora de la segunda mitad del siglo XIX en Cuba.

Tras el inicio en octubre de 1868, en Cuba, de la guerra independentista, la casa de Mendive se convirtió en blanco de atención por parte de las autoridades españolas.

En enero de 1869 La Habana fue estremecida por los sucesos ocurridos del teatro Villanueva. Allí se hallaba Mendive, logró salir de la instalación pero después fue detenido en su vivienda.

Posteriormente fue condenado a destierro a España, y más tarde se trasladó hacia los Estados Unidos de América. No pudo retornar a su tierra natal hasta después de finalizada la Guerra de los Diez Años.

Se instaló entonces en Matanzas, donde dirigió el Diario Liberal. También se dedicó a las labores periodísticas y fungió como abogado.

Consideraba la enseñanza como una obra de infinito amor, le gustaba educar, y también preparar para el futuro, vislumbrar el porvenir para sus discípulos, formar hombres íntegros y soñar.

Sus discursos y escritos reflejaban un claro pensamiento acerca de la función de la escuela en la formación de los niños, comprometiéndola con el interés en el conocimiento de la historia y preparándolos con amor para la sociedad y la familia lo que expresa cuando señaló: “Su mayor triunfo será proporcionar al niño amor, que envuelto en el saludable manjar de la enseñanza pueda volver ya hombre al seno de su familia y de la sociedad para ser no una sombra que las ofusque sino una estrella que las ilumine”.

Mendive fue, al decir del poeta, narrador, ensayista y crítico cubano Cintio Vitier… “gallardo mantenedor de las más hondas aspiraciones del patriciado cubano y del irradiante colegio de luz”, que dirigía desde que lo fundara en su propia casa, convertido luego también en centro de reuniones literarias y patrióticas.

Para Martí, más que un maestro, fue un padre. Supo, por la boca de su maestro, acerca del mundo antiguo y del moderno, y de los grandes sistemas de pensamiento que el hombre había creado.

Sobre Mendive escribió una vez el Apóstol: “¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la Patria?

Rafael María de Mendive se considera como un paradigma de hombre que aportó a la educación valores, como patriotismo, identidad nacional, humildad, fidelidad y generosidad, expresados en la vida de sus más discípulos.

Tenía al morir 65 años de edad recién cumplidos. Un homenaje póstumo se realizó el 20 de diciembre de ese año, en el que participaron algunas de las figuras más destacadas de la cultura nacional de aquel tiempo.

Después de la muerte de Mendive, José Martí publica una semblanza en El Porvenir, de Nueva York … “Prefiero recordarlo, a solas, en los largos paseos del colgadizo, cuando, callada la casa, de la luz de la noche y el ruido de las hojas fabricaba su verso; o cuando, hablando de los que cayeron en el cadalso cubano, se alzaba airado del sillón, y le temblaba la barba”.

 

 

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