Fidel Castro Ruz es parte esencial de la historia contemporánea, con una presencia significativa en cada uno de sus puntos de giros. Es un gigante que libró miles de batallas y con sus ideas y pensamientos transformó la utopía en realidad y creó nuevas utopías.
No solamente protagonizó la lucha de liberación nacional contra la dictadura de Batista, sino que renovó las esperanzas de la revolución latinoamericana, despertó la lucha anticolonialista en África y lideró el Movimiento de Países no Alineados.
Y en cada momento de su luminosa y titánica batalla puso por delante los intereses del pueblo trabajador, de la solidaridad, el internacionalismo, la dignidad, el valor y el coraje para construir un mundo mejor.
A lo largo de su vida mostró una extraordinaria preocupación por cumplir con las aspiraciones del pueblo. Como dirigente revolucionario sabía corresponder a la simpatía, eal cariño y a la fe que el pueblo depositaba en él. Por eso, manifestaba con orgullo: “… mi deber no es trabajar para uno ni para dos: ni para un amigo ni para un familiar; mi deber es resolver el problema de millones de personas”.
EL LUCHADOR REVOLUCIONARIO
En la Universidad de La Habana, obtuvo los títulos de Doctor en Derecho, Licenciado en Derecho Diplomático y Licenciado en Derecho Administrativo.
Pero a la vez, la Universidad habanera lo inició en otra carrera, la más importante de su vida: la de revolucionario. Allí comenzó a leer obras de Marx, Engels y Lenin, apreciando la lucha de clases y la misión histórica del proletariado.
Luego, ingresó en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), presidido por Eduardo Chibás, cuyo lema era: ¡Vergüenza contra dinero!
En 1947, participó en el proyecto de expedición de Cayo Confites, con el objetivo de derrocar al tirano Rafael Leónidas Trujillo, de Santo Domingo. Pero este intento fue traicionado por el Gobierno de Grau San Martín y su jefe de Ejército Genovevo Pérez Damara.
Y al año siguiente, en abril, estuvo presente en Colombia con el objetivo de crear para una Federación de Estudiantes Latinoamericanos, paralela a un encuentro de la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, se quería vertebrar un movimiento para reclamar la devolución del Canal de Panamá y de las Islas Malvinas a Argentina, la independencia de Puerto Rico y contra la dictadura reinante en República Dominicana, además de la independencia de las colonias europeas.
Durante este tiempo, ocurrió El Bogotazo, desencadenado tras el asesinato del líder liberal de ese país, Jorge Eliécer Gaitán. El pueblo protagonizó una sublevación, la que duró 48 horas.
Fidel fue un combatiente más junto al pueblo colombiano, dispuesto a luchar por la justicia social. Pero la rebelión fue brutalmente reprimida por la reacción, costando miles de vidas.
En marzo de 1949, encabezó una protesta frente a la sede diplomática de los Estados Unidos, en La Habana, contra la ofensa de un grupo de marines yanquis a la estatua de José Martí.
EL COMBATE ANTIBATISTIANO
A partir del golpe de Estado, del 10 de marzo de 1952, el asalto al poder Fulgencio Batista, Fidel realizó denuncia ante los tribunales y en diversos artículos periodísticos exhortó a lavar la afrenta. Ante la imposibilidad de la lucha pacífica, organizó el Movimiento de la Generación del Centenario, del cual una representación protagonizó los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953.
Fracasada la acción militar, fue hecho prisionero, juzgado y condenado a 15 años de prisión, como jefe principal de los asaltantes. En ese juicio, el 16 de octubre de 1953, pronunció su discurso de autodefensa, conocido como La historia me absolverá, contundente denuncia a los crímenes y corrupción de la tiranía. Este documento devino plataforma programática del movimiento revolucionario, contentivo de la legitimidad de la insurrección, los métodos subversivos y los objetivos mínimos de la Revolución.
Cumplió prisión en la otrora Isla de Pinos, actual Isla de la Juventud, hasta el 15 de mayo de 1955. En esta fecha, gracias a la presión popular, fueron amnistiados los moncadistas. Tras la excarcelación fundó el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7)
El 7 de julio de ese mismo año, partió hacia el exilio en México, con el fin de reorganizar allí las fuerzas con que reiniciar la lucha armada en Cuba.
Bajo persecución, privaciones, cárcel y traición fue entrenando militarmente un núcleo revolucionario. No todos pudieron montar en el yate Granma, pudiendo hacerlo solo 82, con Fidel al frente, el 25 de noviembre de 1956.
Por fin, el desembarco de los expedicionarios se produjo el 2 de diciembre, por Los Cayuelos, cerca de playa Las Coloradas, en el municipio de Niquero. La palabra empeñada había sido cumplida.
LA GESTA HEROICA DE LA SIERRA MAESTRA
Después del revés de Alegría de Pío, tres días posteriores al desembarco de los expedicionarios, la tropa fue dispersada y fragmentada en pequeños grupos. El 18 de diciembre se reencontró en la finca El Salvador, hoy conocida como Cinco Palmas, con su hermano Raúl. Es cuando, al comprobar que tenía ocho hombres con siete fusiles, expresó: “¡Ahora sí ganamos la guerra!”
Luego se sumaron Juan Almeida, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Crescencio Pérez… hasta llegar a 25 combatientes. Esta pequeña fuerza, dispuesta a todos los riesgos, avanzó hacia el interior de la Sierra Maestra para continuar la lucha guerrillera contra la dictadura de Batista.
El 17 de enero de 1957, dirigió el combate de la desembocadura del río La Plata, en la costa sur. Fue la primera victoria militar contra el Ejército batistiano, demostrativa de la existencia de la guerrilla y su capacidad de combatir y vencer al enemigo. Una segunda victoria se alcanzó en Arroyo del Infierno, el 22 de ese mes, al detener una fuerza élite que había salido a perseguirlos.
El 28 de mayo, atacó el cuartel de El Uvero, donde alcanzó una significativa victoria contra una compañía enemiga, ocupando todo su armamento. Al decir del Che, con este triunfo la guerrilla alcanzó su mayoría de edad.
En las montañas, fundó la Columna 1 José Martí y el 21 de julio la Columna 4 Desalojo Campesino, a cargo del Comandante Ernesto Che Guevara. Ambas agrupaciones libraron una veintena de combates, hicieron fracasar la Ofensiva de Invierno, diseñada por el alto mando enemigo.
En los primeros meses de 1958 se crearon nuevas columnas, entre estas, la No.3 Santiago de Cuba, bajo el mando del Comandante Juan Almeida; la No.6 Frank País, dirigida por el Comandante Raúl Castro; y la No.7 Regimiento Caracas, mandada por el Comandante Crescencio Pérez.
El 3 de mayo de 1958, en el lugar conocido como Alto de Mompié, en la Sierra Maestra, durante una histórica reunión del M-26-7 para analizar las causas del fracaso de la Huelga del 9 Abril, después de arduos debates, entre los acuerdos estuvo reconocer a Fidel como Comandante en Jefe del Ejército Rebelde y Secretario General del M-26-7, es decir, asumió el mando único político-militar.
Para destruir el baluarte revolucionario de la Sierra Maestra, Batista preparó la Ofensiva de Verano, dirigida con unos 10 mil hombres pertrechados de modernas armas, con el apoyo de la aviación, tanques, artillería y la Marina de Guerra.
La defensa escalonada la empeñó con 300 hombres armados, los que pelearon como titanes. No solo detuvieron al contrario, sino que en certeras emboscadas le causaban bajas y le quitaban las armas. Incluso algunas unidades enemigas fueron cercadas y obligadas a rendirse.
Una vez alcanzada la victoria de El Jigüe, el 22 de julio de 1958, comenzó la contraofensiva rebelde que terminó con la expulsión de las tropas batistianas de la Sierra Maestra.
Seguidamente Fidel Castro proyectó la invasión de todo el país y personalmente se puso al mando de la Operación Santiago. Durante su magistral conducción fueron ocupados los poblados de Guisa, Charco Redondo, Jiguaní, Baire, Maffo, Contramaestre y Palma Soriano.
El 1 de enero de 1959, en Santiago de Cuba, a los cinco años, cinco meses y cinco días del asalto al cuartel Moncada, Fidel proclamó el triunfo de la Revolución, el hecho más trascendente en la historia del siglo XX cubano.
SIMPLEMENTE FIDEL
El pueblo lo llamaba simplemente Fidel, símbolo de altas virtudes revolucionarias. Nunca buscó la gloria. Su sencillez era tanta que expresó que no necesitaba monumentos ni que su nombre se lo pusieran a calles, fábricas, escuelas…
Su corazón dejó de latir en la noche del 25 de noviembre de 2016. El pueblo compartió el suyo para que él siguiera viviendo.
En este aniversario nueve de su partida física, Fidel sigue vestido de verde olivo, enarbolando sus ideas como símbolo de paz, unidad, solidaridad e internacionalismo en la búsqueda de un mundo más justo para todos.
FUENTES: Fidel Castro: La historia me absolverá (1954); Ernesto Che Guevara: Pasajes de la guerra revolucionaria (1963); Ignacio Ramonet: Cien horas con Fidel (2006); Katiuska Blanco: Fidel Castro Ruz: Guerrillero del tiempo (2011); Luis Báez: Fidel por el mundo (2011) y Néstor Kohan: Fidel y la revolución cubana (2020).
