
En el corazón de Bayamo, donde las calles susurran historias de antaño, radica Edgardo Higinio Rodríguez Fonseca, un hombre cuyo nombre resuena con fuerza en la escena cultural cubana, como símbolo de la identidad y la memoria de su natal ciudad.
La vida de este creador literario es un canto a la tradición, oda a las raíces que lo sostienen y lo inspiran como escritor, poeta y narrador, de profundo compromiso comunitario.
Al frente de la revista cultural La Campana, faro que ilumina la historia y la cultura de Bayamo, ha convertido ese espacio en un punto de encuentro para intelectuales, artistas y amantes del arte.
En cada página, entrelaza valiosos escritos, con las realidades sociales que inquietan a diversos creadores.
Su obra lírica es un viaje introspectivo. Al sumergirnos en ella sentimos el latido de la tradición local. Su estilo directo y evocador l captura las sutilezas de la vida y las complejidades de la existencia humana, que lo ha convertido en un intelectual orgánico, defensor del patrimonio local, comprometido con la memoria de su pueblo.
Edgardo es un incansable director editorial de diversas revistas como Ventana Sur y La Campana. Desde estas plataformas, ha impulsado el arte y la cultura con un fervor contagioso, organizando encuentros que alimentan el espíritu creativo, como La primera colada, un evento que congrega a las voces más destacadas de la intelectualidad regional.
Esta iniciativa ha permitido a jóvenes talentos compartir criterios, obras y establecer vínculos con referentes culturales del pais, creando un ecosistema fértil para la creación artística.
Recientemente, su voz resonó más allá de las fronteras de Cuba, durante la presentación de su novela El pez diablo, presentado en la XXVI Feria Internacional del Libro en Santo Domingo. Este acontecimiento marcó un hito en su carrera, muestra palpable del compromiso por entrelazar la identidad y la historia no contada, desde una perspectiva profundamente humanista.
La recepción calurosa que recibió su novela es un indicativo claro de que su literatura no conoce límites, tocando las fibras más sensibles de una audiencia ansiosa por descubrir nuevas narrativas. Rodríguez Fonseca encarna la fuerza de un hombre que, con palabra y acción, defiende la riqueza patrimonial de Cuba.
En ediciones, revistas y eventos, su legado se expande, mientras Bayamo aporta el lienzo donde dibuja sus historias.
