
José Pérez D Varona, conocido cariñosamente en el ámbito musical como “Chiqui”, es una de esas figuras emblemáticas que han dejado huella en la historia de la música cubana. Nacido en Manzanillo, este virtuoso timbalero no solo se destacó por su maestría en el instrumento, sino también por su desbordante alegría y carisma, convirtiéndose en el rostro alegre de la Orquesta Original de Manzanillo .
Los inicios son un reflejo de la pasión que lo acompañó desde joven. Antes de abrazar su destino musical, trabajó como ayudante de chofer en la distribuidora de galletas Edimira. En esos días, cuando los viajes eran frecuentes, Chiqui se acomodaba en la parte trasera del carro, rodeado de latas vacías.
Allí, mientras las calles de Manzanillo se deslizaban a su alrededor, aprovechaba cada momento para experimentar con los toques y redobles que más tarde lo consagrarían entre los grandes de la charanga.
Esa mezcla de trabajo y música fue clave en su formación. Cada golpe en aquellas cajas metálicas representaba un paso hacia su futuro artístico.
La trayectoria artística no solo se limitó a la interpretación. También fue un compositor prolífico, creando temas que se convirtieron en clásicos del repertorio cubano. Canciones como “Bueno y qué”, “Más nadie que el son” y “Tengo que conformarme” reflejan su talento y la esencia misma de la música popular cubana, rica en ritmos y melodías que invitan a bailar y celebrar.
Su habilidad para fusionar letras emotivas con ritmos contagiosos le permitió conectar profundamente con el público, haciéndolo merecedor de un lugar especial en los corazones de los amantes de la música.
A lo largo de su carrera, Chiqui participó en múltiples giras que lo llevaron por varios países llevando, junto a Pachi Naranjo, el sabor de su tierra natal.
La energía en el escenario resultó siempre contagiosa, una fiesta en sí misma. No había un espectáculo donde su risa y toque magistral no iluminaran el ambiente encantador de bailadores y oyentes, recordando a todos la importancia de la alegría en la vida.
Hace varios años disfruta la jubilación y continúa inspirando a nuevas generaciones de músicos. Su nombre resuena en cada rincón de Manzanillo y en los corazones de quienes han tenido el privilegio de disfrutar de su arte.
José “Chiqui” Pérez D Varona, es símbolo de la cultura cubana, embajador de la felicidad y una leyenda cuya melodía perdura en los acordes de la Original de Manzanillo.
