
En el parque de ferias agropecuarias Granma, en la provincia de igual nombre, específicamente en Bayamo, su municipio cabecera, José Antonio Leyva García, se absorta en un montón de anécdotas sobre el Comandante en Jefe Fidel Castro.
A este hombre de hablar locuaz, y con una historia de vida y de trabajo, que muy bien llenarían varios volúmenes impresos, le cabe sobre todo la dicha, de haber estado muy cerca de Fidel, en tantísimos momentos.
Vivió esa inolvidable experiencia, no solo cuando estuvo al frente del Gobierno en este territorio por más de una década, sino mucho tiempo atrás, incluso antes de vincularse en estas tierras de la otrora provincia de Oriente, al programa de desarrollo hidráulico.
La primera vez que Leyva García vio de cerca a Fidel, en 1964, tenía 20 años de edad. “Vivía en el batey del antiguo central azucarero Tánamo (hoy Frank País), en Holguín, donde nací, cuando una tarde mi padre me avisa que Fidel iría allí a un recorrido.
“Estaba yo entre la gente del pueblo que se reunió para escucharlo, comencé a oír cuanto decía, de la necesidad de cambiar la economía, la fisonomía del central, de cambiar por nuevas viviendas aquellos barracones montados sobre pilotes donde muchos vivíamos, de mejorar las comunicaciones con carreteras, de hacer escuelas para todos los tipos de enseñanzas, de instalar un hospital en la casa que fuera del dueño del central, el magnate Julio Lobo.
“Me llamó tanto la atención su forma de pensar, su preocupación por el pueblo, sus recomendaciones por elevar la calidad de vida, entre las cuales estaban hacer una cooperativa pesquera, y otras que luego se fueron cumpliendo. ¡Este hombre viene a luchar por nosotros!, pensé , y no me equivoqué.
José Antonio Leyva sintió nuevamente la sensibilidad del invicto Líder de la Revolución cubana, varios años después, cuando involucrado en el contingente de trabajo comunista Combate del Uvero, para la contribución a la zafra de los 10 millones, volvió a verlo en Puerto Padre, en un acto en el central Chaparra, donde Fidel intercambió con el pueblo sobre la importancia de hacer cosas buenas y nuevas en función del desarrollo.
“Fue extraordinariamente humano; en este momento nos explicó su concepto de qué era un movilizado, lo definió como alguien que responde al llamado de la Revolución cuando sea necesario, y requería, por ende, tener una atención diferenciada tanto el cómo su familia. Eso también se cumplió.”
Cuando tras el azote del ciclón Flora, Fidel ideó el programa de desarrollo hidráulico, pensó como fuerzas para emprenderlo, en aquellos macheteros.
“En 1970, durante la inauguración de la primera etapa de la comunidad de Vado de Yeso, el Comandante habló de la disponibilidad de recursos para tal programa, de los camiones y buldóceres, y dijo que esos medios debían estar en manos de los hombres que hubieran sido fieras con las mochas; esa manera de reconocer el esfuerzo, fue otra de sus enseñanzas.”
Inmerso entonces en esta otra encomienda, Leyva intercambió en varias ocasiones con el máximo líder cubano, y también cuando al frente del contingente hidráulico Celia Sánchez Manduley, dirigió la construcción de la Presa Cauto del Paso, una obra sobre cuyo avance -recuerda-, debían hacerle a Fidel un informe detallado cada semana.
“Otra anécdota que dice de cómo era nuestro líder, trascendió en ocasión de celebrarse en Guisa -en esos momentos Leyva dirigía el Gobierno en Granma-, la Tribuna Abierta en el contexto de la Batalla de Ideas, en mayo del 2000.
“De visita en la provincia, Fidel dormía en la antigua Casa Central del MININT (hoy Villa Bayamo), luego la instalación pasó al sector de Turismo, aunque la provincia decidió dejar un cabaña destinada para que él se hospedara.
“Como llegaba a los lugares a dormir tarde en la noche, y se iba muy temprano, no se percató del cambio, pero a la hora del almuerzo al ver a los trabajadores, indagó, los mandó a reunir, les agradeció por la atención recibida y les pidió perdón por haber utilizado ese tipo de instalación, pues no era su costumbre.
“Así de sencillo era Fidel, este pueblo tiene todo que agradecerle, su magisterio, su ejemplo, su consagración, la libertad, la dignidad, el desarrollo, y si queremos honrarlo tenemos que hacer al menos un intento por ser como él, y digo un intento, porque nadie podrá igualarlo. Fidel es y será el alma de este pueblo.”