
El trabajo de José Ángel Matos Figueredo es, realmente, de altura, pues consiste en instalar y dar mantenimiento a torres de la Empresa de Radiocomunicación y difusión de Cuba (Radiocuba).
Esa entidad es la encargada de garantizar la salida al aire de más de un centenar de cadenas de radio nacionales, provinciales y locales, los canales de televisión nacional y telecentros provinciales y locales.
José Ángel labora hace un año como torrero de la División Granma de Radiocuba. Al conocer las noticias sobre los estragos causados por el huracán Matthew a su paso por territorios de Guantánamo, el 4 de noviembre de este año, sintió deseos de ir a dar su apoyo a la recuperación de la hermana provincia.
El día 8 comienza a hacerse realidad esa anhelo, al salir para aquella porción del extremo sur del oriente cubano, junto otros nueve compañeros, encabezados por Yunior Blanco Arias, director de Radiocuba en Granma.
“Llegamos a Imías al anochecer, para restablecer la parte terminal de la torre de La Chivera, que el ciclón se la llevó. Ahí estuvimos hasta el día 16 que la dejamos lista”, narra Matos Figueredo.
Las condiciones, añade, eran bastante adversas, pues no había electricidad, el agua escaseaba y dormían debajo de un camión, junto a un grupo electrógeno y al lado del transmisor allí instalado.
“A veces realizábamos una sola comida, en ocasiones regular, otras buena, para aprovechar el tiempo y adelantar”.
Cumplida esa primera misión, la tropa granmense de Radiocuba enrumba para Baracoa, duramente golpeada por Matthew, a restablecer la torre denominada MAR 300, de 90 metros de altura, enclavada en Cabacú.

A las condiciones de vida antes reseñadas, se añade que por ser bajo y fangoso el lugar, el camión que tenían no podía entrar, por lo que luego de ensamblados uno a uno los 30 tramos de la torre, de tres metros de longitud, los trasladaban hasta la base en un carretón con bueyes de un solidario lugareño.
José Ángel recuerda con agrado, las frecuentes visitas a ellos realizadas por el ministro de Comunicaciones de la República Cuba, Maimir Mesa, su preocupación por la seguridad de ellos, pues en la Ciudad Primada llueve mucho y mientras eso ocurre, no se debe escalar torres.
Justo al mes de llegar a Guantánamo finalizan su faenar allá y en la jornada siguiente, el 9 de noviembre, retornan a casa.

Aunque el tiempo pasa y emprende nuevas tareas, José Ángel no olvida su estancia en Guantánamo “una experiencia interesante en la que aprendí en cuanto a mi trabajo”, y puso de manifiesto que la solidaridad se practica en tierra y en las alturas.