
Los científicos revelaron cómo esos insectos -que caminan hacia atrás cuando llevan cargas pesadas de alimentos- usan la posición del sol y recuerdos visuales de sus alrededores para saber cómo volver a casa.
Se sabía que las hormigas utilizaban ambos procesos pero, hasta ahora, se suponía que éstos eran dos reflejos separados que requerían que las hormigas se pusieran de frente a su dirección de viaje.
En lugar de eso, los investigadores demostraron que las hormigas que caminan hacia atrás mirarán ocasionalmente tras ellas para comprobar su entorno y usarán esta información para establecer un rumbo con relación a la posición del sol.
De esta manera, los insectos pueden mantener su rumbo hacia el nido, independientemente de la forma en que se colocan; los hallazgos sugieren que las hormigas pueden entender las relaciones espaciales en el mundo externo, no sólo en relación con ellas mismas.