
Ejemplo de inclusión educativa en la provincia de Granma, Cuba, son los mil 64 niños con necesidades educativas especiales (NEE) que cursan estudios en escuelas regulares.
Se respeta así, los derechos a la igualdad social de esos niños, diagnosticados, por ejemplo, con retraso mental, leve en unos casos y severo en otros, autismo, ceguera total o parcial, sordera o baja audición, quienes ocupan pupitres junto a escolares sin discapacidades.
Para sus educadores, el hecho representa “un gran reto y a la vez estímulo, pues debemos aprender cuestiones propias de la Enseñanza Especial, pero es gratificante ver que esos niños aprenden y sus familias se sienten agradecidas de nuestra labor”, dice Marcelina Flores Tamet, maestra de una escuela enclavada en la Sierra Maestra, principal macizo montañoso de la Mayor de las Antillas.
Marcelina es la educadora de una docena de escolares, uno de ellos con retraso mental severo, en la escuela primaria Mario Muñoz Monroy, de Brazón, intramontano barrio perteneciente al municipio granmense de Bartolomé Maso.
El centro educacional es multigrado, por cuanto Marcelina imparte clases a pupilos de todos los grados de la Enseñanza Primaria: primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto.
“Con entrenamiento, dedicación, la imprescindible colaboración de especialistas de Educación, de Salud Pública y de las familias de niños con necesidades educativas especiales, se consigue que aprendan y relacionen con sus compañeros de aulas y demás niños de la comunidad”, asegura convencida Flores Tamet.
Según el boletín estadístico del actual curso escolar, de la Dirección provincial de Educación, la cifra de alumnos en Granma con NEE es de dos mil 729, de ellos los no incluidos se encuentran en 27 escuelas de Enseñanza Especial.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura define la educación inclusiva en su documento conceptual así: ¨(… ) proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación.
“Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niño y niñas del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educarlos y educarlas
“Se basa en el principio de que cada niño y niña tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos y deben ser los sistemas educativos los que están diseñados, y los programas educativos puestos en marcha, teniendo en cuenta la amplia diversidad de dichas características y necesidades” .