Hace poco escuché a una mujer quejándose porque otra había, prácticamente, ignorado y desagradecido una acción caritativa.
Sin dudas, aquella historia me conmovió, pues duele hacer un bien y no recibir, tan siquiera, un gracias, mas como ese no será el único mal ejemplo en nuestro transitar por la tierra, me volqué a la búsqueda de pensamientos enaltecedores y edificantes para contraponer el malestar ante esas situaciones.
Mi primer asidero fue el Héroe Nacional José Martí: “Sé es bueno porque sí; y porque allá dentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil”.
Entonces vino a mi mente su sufrimiento por los desdichados y su entrega sin límites a sus semejantes, cuya obra magnánima de amor fue la Guerra del 95, organizada para liberar a sus coterráneos, en la cual al invitar a Máximo Gómez solo le ofreció el placer del sacrificio y la ingratitud probable de muchos hombres.
Hacer el bien a nuestros similares es una de las singulares oportunidades ofrecidas por la vida, y de nuestra actitud y posición adoptada depende el efecto que tendrá en nosotros el gesto del o los beneficiarios.
Como máximo ejemplo de ofrecimiento desinteresado recordé el de los padres con sus hijos, quienes lo dan todo por sus descendientes sin esperar nada a cambio, solo les basta ver feliz, dichosos y encaminados a sus sucesores.
Con estas ideas quiero aclarar que no apruebo la descortesía y la ingratitud ante los detalles dirigidos hacia nosotros. Pero si esperamos algo a cambio de un gesto caritativo, podemos sufrir por no recibirlo, por eso hace años tengo como axioma: “Para el que nada espera, lo mucho o lo poco es suficiente”.
Cuando sentimos el dolor punzante de un desaire, es necesario recordar que el único modo de ser feliz no es esperar gratitud, sino dar por el placer mismo.
Al realizar acciones desinteresadas de forma continuada y a lo largo de nuestra existencia, aprendemos que cuando eres bueno para los demás, eres mejor para ti mismo, y en ello radica la mayor retribución y premio.