
Para la mayoría de los animales -incluidos los humanos- la falta de oxígeno puede resultar fatal en cuestión de pocos minutos; aunque podamos metabolizar carbohidratos sin oxígeno, este proceso genera ácido láctico, una sustancia tóxica que se acumula rápidamente en el cuerpo.
Sin embargo, el pez dorado y otras especies como el carpín sobreviven a esa realidad porque tienen un segundo conjunto de enzimas que, cuando caen los niveles de oxígeno, comienzan a convertir los carbohidratos en alcohol, que luego pueden liberar fácilmente a través de sus branquias.
Esta segunda vía sólo se activa por la falta de oxígeno, explicó Michael Berenbrink, científico de la Universidad de Liverpool y miembro del equipo de investigación, y agregó que cuánto más tiempo pasan en condiciones sin aire, mayores son los niveles de alcohol en su cuerpo.