En nuestros días es muy común escuchar: mira eso que extraño, yo lo noto feo, ¿y esa ropa tan rara?, anda “trepado”, inclusive, en muchas ocasiones, estas expresiones van acompañadas de risas y burlas cuando aparece una persona que intenta vestirse diferente al resto de sus semejantes.
No podemos negar la existencia de tendencias culturales o tribus urbanas, como también se les conoce, que agrupa a personas parecidas en cuanto a su filosofía de vida, preferencias musicales, forma de alimentación y la moda.
Considero que la cultura Hipster, (una tribu urbana que adopta gustos e intereses asociados a lo vintage, lo alternativo y lo independiente y rechaza los valores de lo comercial), se muestra más popular sobre las demás, porque sus integrantes son pacifistas y agradables, aunque con un poco de intriga y suspenso en sus formas de comunicación y eso los hace singulares.
En cuanto al modo de vestir, los admiro, pues es importante resaltar que se van constantemente de las reglas y los esquemas sociales. Para mí no es un problema usar una blusa a cuadros con una saya de flores, siempre y cuando esté complacida conmigo misma, con lo que llevo puesto y, a veces, nos creemos lo suficiente capaces de juzgar a los demás por no compartir los mismos gustos estéticos.
Más allá de todo, lo mejor de ser Hipster es que no te ata a un pensamiento específico, pues no le veo el lado negativo a decidir lucir bien, ir a sitios inusuales e interesantes y el escoger nuestros gustos.
Desde otra posición, quizás, se note raro y ridículo, pero sentirse a gusto con uno mismo en realidad es lo que prima en esta historia. Todos dicen ser Hipster, pero a la hora de recibir una crítica o un comentario inapropiado, nadie es capaz de defender su preferencia cultural con suficiente firmeza.
Estoy en contra de las actitudes inmaduras hacia los que optan por usar una ropa atípica. Cada cual es un mundo diferente y está en todo su derecho de escoger su estilo. Muchos imaginan a los jóvenes portadores de esta moda como seres egocéntricos, vanidosos, ridículos o desagradables, pero numerosos diseñadores textiles afirman que esta moda es juvenil y moderna.
Los comentarios sobre el tema son infinitos. Como todo, hay en contra y a favor, pero es chocante encontrarse a alguien de las filas de los que van en contra de este estilo y, sin embargo, a la hora de vestirse es un Hipster más, entonces, ¿de qué estamos hablando?
En lo particular, tampoco me cuesta ponerme ajuares que van en dirección diferente a la moda ya establecida por alguien, y en muchos casos me gusta que cuando vaya caminando por la calle todos me miren como habitante de otro planeta.
También me considero Hipster y mientras me sienta lo más cómoda posible con lo que me ponga seguiré defendiendo esta tendencia, a favor de lo “raro”.