
A la antigua es cortada la caña a sembrar en el banco de semilla de la empresa agroindustrial azucarera Bartolomé Masó Márquez, en el municipio homónimo de la provincia de Granma, sureste de Cuba.
Los tallos de la gramínea son apoyados en un madero y cercenados, a mitad de canuto, en trozos con dos yemas cada uno, que después de recibir tratamiento para protegerlos de enfermedades, son depositados en pareja en la tierra y luego tapados mediante el empleo de azadas.
Años atrás, toda la caña sembrada en Cuba era preparada de esa forma, mientras que en la actualidad la destinada a la producción de azúcar es depositada entera en los surcos y luego picada en pedazos.
Seccionarlas a la vieja usanza garantiza que las yemas estén en buen estado, pues la porción en la cual haya alguna dañada, es desechada, y en consecuencia buena germinación y desarrollo.
El banco de semilla de la empresa mencionada se encuentra en la zona nombrada Punta Isleña, a orillas de la carretera que enlaza a las cabeceras municipales de Bartolomé Masó Márquez y Yara.
Posee 83,36 hectáreas (ha) en las que se produce semilla para las cooperativas y colectivos agropecuarios de producción de caña pertenecientes a la entidad masoense antes referida.
Satisfacer las necesidades actuales y futuras de semilla de caña registrada y certificada (por el Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Inica) a esas bases productivas es la misión del colectivo agropecuario banco de semilla, precisa el ingeniero Yurisnel Piñeiro Reyes, director de la unidad de producción y servicios agropecuarios de la empresa agroindustrial azucarera Bartolomé Masó Márquez.
“En estos momentos, añade Yurisnel, sus 16 trabajadores están inmersos en la siembra de semilla y registran sobrecumplimiento de los planes hasta la fecha, lo cual favorece sus ingresos por estar acogidos al sistema de pago por destajo”.
Subraya el directivo que disponer de semilla de alta calidad, es una de las premisas para hacer realidad el objetivo de recuperar el sector cañero azucarero en Cuba.