
Al interior de la cámara de frío se respira quietud, frialdad, pulcritud. Sobre una colorida estantería metálica reposan los medicamentos que deben ser preservados de dos a ocho grados Celsius, a los cuales se suma, desde el sábado 20 de marzo, el candidato vacunal Abdala, como parte del ensayo clínico fase III que se lleva a cabo en Bayamo.
El frío allí no es broma. Pasados 15 minutos, las manos se entumecen y si no te proteges la cabellera hasta los pensamientos se congelan, pero eso lo soluciona Adrián Reyes Brizuela, dependiente manipulador del almacén, con un reconfortante abrigo de nailon y un tupido gorro de estambre.

“Trabajar a esta temperatura tan baja es complicado, llega un momento en el que apenas puedes mover los dedos. Ahora, con el candidato vacunal se torna más difícil, porque hay que estar todo el tiempo controlando su temperatura, la higiene, el control interno, la cantidad que sale y retorna, y eso implica más tiempo dentro de la cámara fría.
“Con Abdala el ritmo de labor elevó su potencia, no paramos ni los fines de semana. El descanso es limitado, cinco o seis horas para el sueño y pasar un rato con la familia, porque a las 4:00 de la mañana efectuamos el primer despacho del día, para que esté a tiempo en el centro de vacunación.

“Es una experiencia inolvidable resguardar un candidato vacunal que muchos países no han podido lograr, mientras nosotros desarrollamos cinco”, manifiesta Reyes Brizuela.
EXPERIENCIA Y PROFESIONALIDAD
“Trabajamos por la Regulación 11/2012 del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos”, precisa Yanet Figueredo Vila, especialista principal de gestión de la calidad.

“Los instrumentos de metrología fueron certificados por la Oficina Territorial de Metrología y Normalización; el carro refrigerado y el termoking, están calibrados, acorde con los parámetros de dos a ocho grados Celsius, y las cajas isotérmicas están recalificadas para preservar las pastillas de congelación en un rango de menos cinco a menos 20 grados”, argumenta Figueredo Vila.
“No es la primera vez que el centro de distribución Bayamo conserva un producto que está en ensayo clínico, pero nunca, en 16 años, habíamos tenido la oportunidad de participar en uno de esta magnitud y encaminado a solucionar un problema sensible de nuestra sociedad”, opina Arris Manuel Gómez Rodríguez, Jefe del centro de distribución.
SIN MIEDO AL RETO
“Desde que se comunicó a nivel de país que estaríamos involucrados en este ensayo clínico, fuimos capacitados por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y preparamos las condiciones para cumplir con los requisitos de recepción, almacenamiento, fraccionamiento y entrega al cliente de este candidato vacunal, con el fin de que pudiera aplicársele a los diferentes voluntarios”, explica René Díaz Tornés, director de la UEB Emcomed Granma.

“También evaluamos las condiciones del vacunatorio para asegurar la trazabilidad de esa cadena de frío, y que no presentáramos dificultades con ningún candidato vacunal.
“Hoy, a esta responsabilidad, Emcomed suma la preservación de las primeras mil dosis que son suministradas como parte del estudio de intervención que llevan a cabo los trabajadores de la Salud y de Biocubafarma en esta primera etapa.

“Este reto obligará a crecer en la vinculación de los trabajadores y la logística establecida para cumplir con la cadena de frío y hacerlo llegar a la población en condiciones óptimas”, aseveró el directivo.
PREPARADOS
Lo cierto es que Abdala no los tomó desprevenidos, satisfacer tales exigencias forma parte de la cotidianidad de sus procesos, no exentos de buenas prácticas de distribución y almacenamiento.
“Al entrar al área de frío, debemos usar los medios de protección, abrigo y pasamontañas. Ya definidas las cantidades a emitir a los vacunatorios, preparamos la nevera con las tabletas de congelación, y los separadores, para que no dañen la presentación del producto”, refiere Liusbán Linfernal Olivera, manipulador-despachador.
“Equipada la nevera monitoreamos la temperatura y la conducimos al carro de temperatura controlada de dos a ocho grados”, describe Linfernal Olivera.
Preservar el candidato vacunal a ese rango es muy importante. Según Milenis Cortés Llópiz, especialista en cadena de frío, estos productos se afectan con la acción del calor y una vez que se rompe el rango establecido, no son aptos para su uso.

De cómo ha cambiado su rutina la llegada de Abdala, cuenta esta madre de familia: “Debo levantarme a las 4:00 de la mañana para alistar el almuerzo a mi madre y a mi hija. Es complicado, pero somos conscientes de nuestro papel en la eficacia de este ensayo, que más que un candidato vacunal, es un orgullo y un logro de la ciencia cubana”.
“Cuando llego a las 5:00 a.m., voy a la cámara de frío, rectifico la temperatura, enciendo los dataloguer y los ubico en cada nevera para su traslado.
“Ya en el carro refrigerado de dos a ocho, reviso el termohidrómetro, y en el centro de vacunación rectifico a la farmacéutica la temperatura a que llegan los candidatos vacunales. También chequeamos las neveras, los fríos y las tabletas de congelación”, manifiesta Cortés Llópiz.
ANÉCDOTAS
Una noche, cuenta René Díaz Tornés, se dio un problema con la electricidad en el centro vacunatorio, para colmo, el grupo electrógeno no respondió y movilizaron un equipo para trasladar al centro los candidatos vacunales.
“A partir de esa experiencia, establecimos una logística inversa para no poner en riesgo el ensayo clínico. También activamos un centro de control que trabaja 24 horas, por si surge algún imprevisto con la cadena de frío, responder”, alega DíazTornés.
La Covid-19 y los desafíos que implican asumir este ensayo clínico con Abdala, han despertado lo mejor de de nuestro pueblo, su solidaridad. Así Lo manifiesta esta historia de Arris Manuel Gómez Rodríguez:
“El ritmo de trabajo es intenso. Salgo a las 4:00 de la mañana, regreso a las 5:00 de la tarde; me voy a las 6:00 y retorno a las 9:00 de la noche. Mi esposa es pediatra, por lo tanto se nos imposibilita estar pendientes de la leche del niño y lo que llega a la casilla o la bodega.
“Este rol lo ha asumido una vecina, que tiene 20 padecimientos, pero está ahí, auxiliándonos, sin ningún interés, porque sabe de nuestro compromiso con el pueblo.
“El otro día me sentí conmovido por una vecina que me dijo, oye, te vi en el noticiero, yo le pregunté, ¿sí, cómo estuve? Su respuesta fue: ´Me sentí orgullosa. Eso es bonito´”, cuenta Arris con un nudo en la garganta.
Humildes y abnegados son los hombres y mujeres de esta empresa, comprometidos, desde su gestión anónima, en la salvaguarda y calidad de vida del pueblo.