
El enviado especial de Acnur para el Mediterráneo central, Vincent Cochetel, dijo que se trata de una carrera contrarreloj, pues se esperan tormentas en los próximos días y la situación a bordo de los dos barcos (Open Arms y Ocean Viking) sin duda empeorará.
Insistió en que se tiene que proporcionar un puerto de desembarco seguro de inmediato y compartir la responsabilidad entre los estados para la acogida.
En lo que va de año, casi 600 personas perdieron la vida o desaparecieron en el Mediterráneo central, la ruta más mortífera, de acuerdo con la fuente.
La Unión Europea se encuentra en una encrucijada por la negativa de Italia de acoger a los varados, el estado de salud de los mismos y la falta de acuerdo entre los países europeos sobre las políticas de acogida de migrantes, un asunto pendiente desde la crisis de refugiados en 2015, pese a los innumerables intentos del bloque comunitario para abordar la situación.
El año pasado Roma cerró sus puertos a buques de salvamento marítimo de las oenegés por considerar que fomentan la actividad de las mafias de tráfico de personas.
Desde entonces, cada vez que se produce un rescate se tiene que negociar el puerto de acogida y el posterior reparto de los migrantes.