El adiós y la autorresponsabilidad

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Por María Valerino San Pedro | 3 febrero, 2021 |
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Centro de aislamiento El Dátil, Bayamo FOTO/ Eugenio Pérez Almarales

Las jóvenes baten palmas al subir al ómnibus. Se despiden de un colectivo de valientes que expusieron sus vidas para salvar las de ellas. Dicen adiós a un lugar que las acogió por seis días y cinco horas, uno de los centros de la provincia de Granma                                         para la atención a los casos positivos de Covid-19.

Parten con un amasijo de sentimientos encontrados en sus pechos: alegría, recelos por las posibles secuelas, agradecimientos y tristeza por quienes aún deben permanecer allí.

Mientras la guagua las lleva a sus casas, disfrutan del aire fresco del soleado mediodía y observan por la ventanilla las paradas y las personas estacionadas muy cerca una de las otras, o que transitan de uno a otro lado.

Pero cuál no sería el asombro de ellas al comprobar que aún hay quienes no usan el nasobuco o lo hacen incorrectamente, no obstante las alarmantes cifras diarias de personas infectadas con el letal virus, que tantas vidas y pérdidas económicas ha cobrado.

Es totalmente seguro que los irrespetuosos y transgresores de las medidas establecidas y los protocolos de seguridad no han sentido en carne propia o muy de cerca los sinsabores de padecer la Covid-19, esa dolencia que llegó hace poco más de un año a dar un vuelco total en las vidas de quienes habitan este planeta.

Esos que alzan los hombros con desdén por no importarles las miles de personas hospitalizadas, o la ya abultada cifra de fallecidos, o las secuelas en el sistema nervioso central, los pulmones… y otros órganos de quienes ya están de alta epidemiológica, no se han detenido a pensar que en cualquier momento pueden ser ellos o sus seres queridos protagonistas de “esa lamentable historia”.

¿Se han preguntado los violadores el costo material de esta pandemia para un país como Cuba?, seguramente NO, ¿han pensado en el desgaste físico y mental de las máximas autoridades partidistas y gubernamentales y de los directivos y trabajadores de Salud Pública, desde la instancia nacional hasta la municipal?, por supuesto NO.

Mientras esta situación continúe como hasta ahora sería difícil pensar en la estabilidad económica del país y en la tranquilidad y la alegría ciudadana, y lograr eso es una responsabilidad colectiva.

Los medios masivos de comunicación dedican primordial espacio a la información respecto al tema y todo cuanto debe cumplirse para evitar el contagio y la propagación de la Covid-19. Las organizaciones de masas, los delegados de circunscripción, los grupos de apoyo, en fin muchos contribuyen con su esfuerzo a organizar la adquisición de productos y la vida en general de los pobladores.

Está claro que en momentos como este es imprescindible seguir atendiendo y perfeccionando un grupo de insuficiencias existentes, pues es imprescindible controlar el rebrote y evitar uno nuevo y mayor, con un actuar oportuno.

Contamos con dos armas sumamente efectivas, solo se trata de saberlas utilizar: inmediatez y prevención, además debemos asirnos a las oportunidades de crecimientos y para aprender a hacer las cosas mejor, que se desprenden de situaciones complejas.

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